Rinconete y cortadillo examen
Clasificado en Lengua y literatura
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Pedro del Rincón y Diego Cortado son dos muchachos de entre catorce y quince años que se conocen en una venta situada en el camino de Toledo a Andalucía. Rincón es un maestro jugando a las cartas y le enseña todo lo que sabe a Cortado, para, juntos, ganar dinero. En esto, sale un arriero a donde estaban estos y los muchachos le convencen para que juegue con ellos. Le ganan mucho dinero y el arriero se enfada e intenta hacer que se lo devuelvan, pero los muchachos sacan unos cuchillos y le apartan.
Pasan unos caminantes por la venta, de camino a Sevilla y ofrecen a los muchachos irse con ellos, siendo aceptada dicha oferta por los muchachos. Tras llegar a Sevilla, Cortado, que era un hábil ladrón, se apropia de dos camisas y un reloj de oro, que después vendieron por un buen precio. Obtiene un buen trabajo, de vendedores ambulantes, pero que aprovechan para robar mas a gusto, ya que entran en casas ajenas. Tras robarle una bolsa de dinero y un rico pañuelo a un sacristán, un muchacho se da cuenta de lo que han hecho y se acerca a hablar con ellos. Les cuenta que hay una especie de cofradía de ladrones y que si quieren robar en Sevilla, tienen que registrarse ante un tal Monipodio, jefe y coordinador de los ladrones, golfos, delincuentes, prostitutas... El muchacho les conduce a casa de Monipodio. Allí hay mucha gente de diferentes edades y oficios, pero todos ellos ladrones. Conocen a Monipodio, que les admite y les apoda Rinconete y Cortadillo. En esto, les visita el alguacil de la ciudad, que, aunque parezca mentira, es amigo de los cofrades. Iba buscando una bolsa que le habían robado a un sacristán pariente suyo (el que se encontraron Rinconete y Cortadillo en la plaza) y Monipodio se la quiere devolver, pero no sabe quien la robó. Cortadillo se la entrega y sus compañeros le apodan El Bueno. De repente, un centinela de la cofradía llega con una muchacha con aspecto de maltratada. Le cuenta a Monipodio que un hombre, llamado Repolido, la había azotado injustamente por una discusión que habían tenido, y esta mujer era prostituta, y Gananciosa (otra prostituta) la consuela después de la paliza. Tras escucharla, todos los hombres de la cofradía le prometen justicia. Al cabo de un rato llega Repolido pidiendo perdón y la muchacha y él hacen las paces. Finalmente, al acabar la reuníón, a Rinconete y Cortadillo les conceden su propio distrito para trabajar y se convierten en auténticos cofrades.
Pasan unos caminantes por la venta, de camino a Sevilla y ofrecen a los muchachos irse con ellos, siendo aceptada dicha oferta por los muchachos. Tras llegar a Sevilla, Cortado, que era un hábil ladrón, se apropia de dos camisas y un reloj de oro, que después vendieron por un buen precio. Obtiene un buen trabajo, de vendedores ambulantes, pero que aprovechan para robar mas a gusto, ya que entran en casas ajenas. Tras robarle una bolsa de dinero y un rico pañuelo a un sacristán, un muchacho se da cuenta de lo que han hecho y se acerca a hablar con ellos. Les cuenta que hay una especie de cofradía de ladrones y que si quieren robar en Sevilla, tienen que registrarse ante un tal Monipodio, jefe y coordinador de los ladrones, golfos, delincuentes, prostitutas... El muchacho les conduce a casa de Monipodio. Allí hay mucha gente de diferentes edades y oficios, pero todos ellos ladrones. Conocen a Monipodio, que les admite y les apoda Rinconete y Cortadillo. En esto, les visita el alguacil de la ciudad, que, aunque parezca mentira, es amigo de los cofrades. Iba buscando una bolsa que le habían robado a un sacristán pariente suyo (el que se encontraron Rinconete y Cortadillo en la plaza) y Monipodio se la quiere devolver, pero no sabe quien la robó. Cortadillo se la entrega y sus compañeros le apodan El Bueno. De repente, un centinela de la cofradía llega con una muchacha con aspecto de maltratada. Le cuenta a Monipodio que un hombre, llamado Repolido, la había azotado injustamente por una discusión que habían tenido, y esta mujer era prostituta, y Gananciosa (otra prostituta) la consuela después de la paliza. Tras escucharla, todos los hombres de la cofradía le prometen justicia. Al cabo de un rato llega Repolido pidiendo perdón y la muchacha y él hacen las paces. Finalmente, al acabar la reuníón, a Rinconete y Cortadillo les conceden su propio distrito para trabajar y se convierten en auténticos cofrades.
Tema de la obra La obra narra las aventuras de dos pícaros típicos de la época de Cervantes. Los jóvenes, aunque muy avispados, por su temprana edad desconocen la mafia que existe en su trabajo y así se nos presenta a la gente que como ellos también la desconocemos.