Ríos de la Península Ibérica
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a) Cursos de agua
1. Tambre y Ulloa; 2. Nervión / Miño; 3. Duero; 4. Tajo; 5. Guadiana
6. Guadalquivir; 7. Almanzora; 8. Segura; 9. Júcar; 10. Ebro; 11. Llobregat.
b) Regiones que atraviesan
Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares, Canarias y el este de Andalucía y Castilla la Mancha.
c) Características de algunos ríos
- El Duero es la cuenca más extensa, pasa por la submeseta norte, y recoge las aguas de las cordilleras cantábrica, ibérica y central. Nace en los picos de Urbión. Sus afluentes son Pisuerga y Esla, y su régimen de alimentación es pluvio-nival.
- El Tajo, en la submeseta sur, es el río más largo de la península: nace en la sierra de Albarracín y desemboca en Lisboa. Sus principales afluentes son el Jarana, el Alberche, el Tiétar y el Alagón.
- El Guadiana, también en la submeseta sur, se extiende su cuenca entre los montes de Toledo, Sierra Morena y las subbéticas. Nace en las lagunas de Ruidera y desemboca en Ayamonte. Caudal pobre e irregular. Su régimen de alimentación es pluvial.
El Guadalquivir recorre la depresión bética. Recoge las aguas de Sierra Morena. Nace en Sierra Cazorla y desemboca en Sanlúcar de Barrameda. Su régimen es pluvial y su principal afluente es el Genil.
d) Características de las vertientes
La vertiente cantábrica presenta una extensión reducida con ríos cortos (nacen en montañas cercanas a las costas), que presentan un gran desnivel. Los ríos resultan caudalosos y con un régimen bastante regular, por la abundancia y regularidad de las lluvias.
La vertiente atlántica ocupa la mayor parte del territorio peninsular. Sus ríos son más largos, con escaso desnivel, en muchos tramos son encajonados. La gran extensión de las cuencas lo hace más o menos caudaloso. El régimen suele ser irregular, con pronunciados estiajes y crecidas en otoño y primavera.
La vertiente mediterránea ocupa un tercio del territorio peninsular. Con la excepción del Ebro, sus ríos son cortos (nacen en montañas cercanas a las costas).
El desnivel es notorio y además el curso de estas corrientes suele ir desembocado.
El caudal resulta muy escaso. El régimen es sumamente irregular, con pronunciados estiajes y crecidas en otoño a medidas catastróficas.