El Rol del Estado en la Economía Globalizada: Desafíos y Adaptaciones

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Históricamente, los estados intervienen para evitar distorsiones y riesgos. La presencia del Estado como instancia de poder político y normativo en la economía ha sido constante, y es gracias al Estado el éxito de las economías capitalistas desarrolladas desde finales de la Segunda Guerra Mundial, por la puesta en marcha de políticas económicas de inspiración keynesiana, dando lugar a las denominadas **economías mixtas** o **economías sociales de mercado** y al **estado del bienestar**. La intervención del Estado amplió la gama de los instrumentos a su disposición, desde los impuestos y los gastos públicos a las empresas de titularidad pública, de la reserva del mercado nacional para los productores nacionales, con medidas comerciales proteccionistas, al control de los movimientos de capitales, etc. Igualmente, las políticas públicas contribuyeron a consolidar un sistema de protección social tratando de compatibilizar la eficiencia del comportamiento de los agentes privados en el mercado con el objetivo de equidad, atribuido a la intervención del Estado. En la globalización, el Estado-nación conserva atribuciones específicas fundamentales para el mantenimiento del sistema capitalista, pero las formas de intervención que lo legitiman y evitaban el conflicto social se han visto debilitadas. Así, la responsabilidad de la intervención pública con el fin de asegurar un crecimiento económico estable y compatible con la redistribución equitativa y la cohesión social, ha sido sustituida por el objetivo de flexibilizar y facilitar la adaptación de la economía nacional a la competencia global, junto con la prioridad de la estabilidad de los precios y el logro de la confianza de los operadores en los mercados de cambios y financieros.

En el nuevo contexto, la dificultad de hacer compatibles determinados objetivos de política económica (empleo y estabilidad de precios, por ejemplo) es mayor en tanto que los instrumentos disponibles se han debilitado. Por ejemplo, la presión fiscal disminuye y el equilibrio presupuestario se defiende para no generar desconfianza.

La vulnerabilidad externa de todas las economías, cuya manifestación más extrema son las crisis cambiarias y financieras, se ha incrementado hasta extremos en los que el **riesgo sistémico** ha pasado a ser una preocupación central en el diseño de las políticas económicas nacionales e internacionales. La vulnerabilidad agrava especialmente la situación de las economías subdesarrolladas, ya que si bien en muchos casos la movilidad de los capitales ha permitido que alguna de estas economías se integren en los procesos de valor de la fábrica global, como México, Chile, que pasaron a constituir el nuevo grupo de **economías emergentes**, ello no ha impedido el estallido de crisis financieras en ellas. Las economías desarrolladas europeas conocieron un fuerte desajuste del sistema monetario europeo debido a las crisis.

La globalización implica actividades que traspasan las fronteras nacionales y sobrepasan los sistemas de reglamentación nacionales, de forma que las nuevas tecnologías hacen que la información y las transacciones económicas y financieras se muevan a lo largo de todo el mundo, en un breve periodo de tiempo.

Este proceso necesita una cobertura institucional entre las que destacan el **Fondo Monetario Internacional (FMI)**, el **Banco Mundial (BM)**, la **Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)** y la **Organización Mundial del Comercio (OMC)**. A estos organismos hay que añadir otras instancias de poder que actúan tanto o más que las citadas, entre las que cabe destacar el Grupo de los 7 o de los 8.

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