La Romanización en la Península Ibérica
Clasificado en Latín
Escrito el en español con un tamaño de 2,4 KB
DEFINE EL CONCEPTO DE ROMANIZACIÓN Y DESCRIBE LOS MEDIOS EMPLEADOS PARA LLEVARLA A CABO. ESTÁNDAR No 9
La presencia de Roma en la Península Ibérica se relaciona con el estallido de la Segunda Guerra Púnica (218 al 201 a.C). Roma pretendía reducir la influencia cartaginesa en Hispania y controlar el Mediterráneo. Tras la conquista se produjo el proceso de romanización, que fue el resultado de asimilación de las élites autóctonas y del establecimiento de colonos, sobre todo soldados desmovilizados tras las guerras y de civiles procedentes de la Península italiana atraídos por la riqueza del territorio.
Fue consecuencia de la superioridad cultural de Roma, lo que llevó a una rápida asimilación de las leyes y costumbres romanas. Salvo en algunas zonas del norte, desaparecieron las lenguas y los rasgos culturales previos, sustituidos por los romanos. Fue fundamental la extensión de la lengua latina y la implantación del derecho romano. El politeísmo convivió con los cultos preexistentes, pero tras la proclamación del Imperio se impuso el culto al emperador para cohesionar mejor el territorio. En el 313 d.C el emperador Constantino promulgó el Edicto de Milán por el que se dejó de perseguir el cristianismo y en 380 d.C Teodosio lo proclamó religión oficial.
Se fundaron ciudades como Emérita Augusta (Mérida), Caesarugusta (Zaragoza) o Tarraco (Tarragona), conectadas a través de una extensa red de carreteras o calzadas que facilitaron el comercio y el desplazamiento de tropas. Fueron construidas siguiendo el modelo urbano de Roma, en el que se establecía un trazado en cuadrícula dispuesto a partir de dos calles principales, el cardo y el decumano que se cruzaban en un espacio central donde se disponía el foro. Se implantó un régimen compuesto por una curia con poder legislativo y una serie de magistrados entre los que destacaban los duoviros, que ejercían el poder ejecutivo, los ediles responsables de la seguridad y los cuestores, encargados de la recaudación de impuestos. Ha quedado un importante legado artístico y arquitectónico, fruto de su preocupación por las obras públicas, como las murallas de Lugo, el Puente de Alcántara (Cáceres), los teatros de Sagunto o conjuntos arquitectónicos como Mérida o Itálica.