Romanización de la Península Ibérica: Factores, Administración y Ciudades
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Factores del Proceso de Romanización
Introducción
La Península Ibérica experimentó un intenso proceso de romanización debido a la presencia de Roma en ella desde finales del siglo III a.C. hasta principios del siglo V d.C. Roma tardó 200 años en someter a todos los pueblos de la península. La conquista se divide en tres etapas:
- 1ª: Ocupación del área mediterránea; se produjo durante la II Guerra Púnica.
- 2ª: La penetración en la meseta. Roma encontró una feroz resistencia por parte de Lusitania (Viriato) y la Celtiberia (Numancia).
- 3ª: Sumisión de la franja cantábrica (finales del siglo I a.C.), pueblos cántabros y astures.
1. Concepto de Romanización
Es la asimilación de las formas culturales romanas: organización política, economía, sociedad, lengua, religión, arte, etc. La cultura romana se asentó en Hispania antes que en ninguna otra provincia del Imperio debido a:
- La presencia del ejército romano en la península: los soldados llevaban la lengua, creencias y costumbres de Roma. El reclutamiento de indígenas favoreció el contacto con los romanos, y estos indígenas podían adquirir la ciudadanía romana. Los campamentos de las legiones se convirtieron en núcleos urbanos.
- La creación de colonias de itálicos y de ciudades en general: el asentamiento de ciudadanos romanos en las tierras indígenas favoreció y extendió el modo de vida romano.
- La administración implantada por Roma: la transformación de los órganos de organización económica, política y social.
- La construcción de importantes vías de comunicación.
- Los intercambios comerciales.
- El uso del latín como lengua oficial.
- La concesión de la ciudadanía romana a los indígenas.
2. La Administración Romana
El territorio fue dividido en provincias, que fueron cambiando con el tiempo:
- Durante la República: dos provincias, la Hispania Ulterior y la Citerior.
- Con el inicio del Imperio: la provincia Baetica, Lusitana y Tarraconensis.
- En el Bajo Imperio: las mismas, añadiendo la Cartaginensis y la Gallaecia.
A partir de la época imperial existieron dos tipos de provincias:
- Las senatoriales: controladas por el Senado; no necesitaban la presencia de legiones.
- Las imperiales: dependían directamente del emperador. Eran conquistas recientes en las que se necesitaba la presencia de legiones.
Cada provincia estuvo dirigida por un pretor (gobernador), que era auxiliado en las tareas fiscales por un cuestor (encargado del cobro de impuestos). La aristocracia de las ciudades constituía el concillium, máximo órgano asesor del pretor para el gobierno de la provincia. La responsabilidad jurisdiccional del pretor se reducía a la designación de conventos jurídicos en los que se impartía justicia de forma permanente. Por debajo de las provincias estaban las ciudades (civites), células básicas de la administración territorial romana. El gobierno de las ciudades hispanas era semejante al gobierno de la metrópoli:
- La máxima autoridad eran dos magistrados: los duunviros.
- Las ciudades eran regidas por un consejo municipal: formado por un número variable de personas, elegidas entre la aristocracia local.
- Los ediles: encargados del avituallamiento y de los juegos, y los cuestores, responsables de las tareas hacendísticas.
Tipos de Ciudades
- Ciudades libres: las más romanizadas y menos abundantes. Sus habitantes tenían los máximos derechos, como cualquier ciudadano itálico, y no pagaban impuestos.
- Colonias: ciudades creadas para ciudadanos romanos en Hispania. Similares a las ciudades libres.
- Estipendiarias: ciudades que pagaban impuestos por haberse resistido a Roma.
Algunas ciudades importantes fueron Tarraco, Cartago Nova, Hispalis, etc. Las ciudades se unían mediante calzadas, entre las que destaca la Vía Augusta, que unía Andalucía con Roma.