Romanización en la Península Ibérica: Proceso de Asimilación y Adaptación

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ESTÁNDAR ROMANIZACIÓN:

La conquista romana en la Península Ibérica comprendió desde el siglo III a.C. y se concluyó en el siglo I a.C. Esta fue dividida en tres etapas:

  1. En la primera etapa se llevó a cabo la conquista del norte y este peninsular.
  2. En la segunda, se tomó el centro y la costa oeste.
  3. En la tercera se terminó de conquistar el norte peninsular en tiempos de Octavio Augusto, primer emperador romano.

La romanización es el proceso por el cual los habitantes de la Península Ibérica van a abandonar sus formas de vida tradicionales (religión, lengua, costumbres...) y van a adoptar la de los romanos, o bien van a mezclar ambas. De manera general, a este proceso se le llama aculturación, es decir, un proceso de recepción de una cultura y de adaptación a ella, que, en este momento histórico, recibe el nombre de romanización.

Para hacer posible que esta transformación se llevase a cabo, existen cuatro medios empleados:

  • El establecimiento de la vida urbana.
  • El papel del ejército.
  • La concesión de la ciudadanía romana.
  • La expansión de los elementos culturales.

En primer lugar, el papel del ejército fue considerado uno de los vehículos principales de la romanización, puesto que al ponerse en contacto con el pueblo romano, estableció el latín como lengua y otros elementos culturales, como la religión. La estancia permanente de los soldados se daba en los campamentos militares, con la finalidad de controlar el territorio. Supuso un gran foco de romanización, puesto que el vínculo personal y comercial entre soldados e indígenas se fue estrechando fuertemente. La lengua común, establecida por los soldados, permitió una facilidad en la unión de los pueblos, puesto que fueron capaces de comunicarse entre ellos. Después de la romanización de la civilización, las tropas auxiliares hispanas recibieron tierras, privilegios y la concesión de la ciudadanía romana.

Por otro lado, el establecimiento de la vida urbana romana en Hispania jugó también un papel fundamental en la romanización, puesto que era el motor de la sociedad y el centro jurídico, social, económico y religioso. Para obtener un buen funcionamiento las ciudades, debían estar comunicadas, lo que fue posible gracias a los puentes y calzadas romanas, establecidas por una gran mano de obra. Esto permitió un intercambio cultural y comercial entre ciudades, puesto que podían comunicarse y comercializar entre ellas.

Por último, la concesión de la ciudadanía romana significaba privilegios y un alto honor, esta era concedida a aquellas personas que habían colaborado en la romanización y que tenían un alto grado de integridad en el mundo romano. Era un título ansiado por muchos.

En conclusión, la romanización es un proceso de asimilación a la cultura romana y adaptación al modelo de vida romano por parte de los habitantes de la Península Ibérica antes de la conquista.

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