Rousseau: El Ser Humano y la Naturaleza, un Análisis Profundo
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El Ser Humano según Rousseau: Un Retorno a la Naturaleza
La tesis fundamental de la antropología de Rousseau es la consideración de que la naturaleza ha hecho al ser humano feliz y bueno, pero la sociedad lo deprava, convirtiéndolo en alguien malo y miserable.
Rousseau resumió todas sus aspiraciones en el lema «volvamos a la naturaleza». Soñaba con un estado natural inocente, embelesante, paradisíaco. Para él, la naturaleza es perfecta y el ser humano debe reconquistarla para ser, también, feliz y perfecto. La naturaleza es, asimismo, un sucedáneo de la divinidad, el supremo criterio de valor.
Sobre esta base ejerció un influjo evidente el mito del buen salvaje, que se había difundido en la literatura francesa desde el siglo XVI. Fue entonces cuando comenzó la idealización de los pueblos primitivos, así como también la apología de la vida salvaje, como consecuencia de los grandes descubrimientos geográficos.
Aunque Rousseau contempló con nostalgia ese pasado primitivo, su atención se dirigió hacia el hombre actual, al que consideraba corrompido e inhumano. Al comparar esos dos estados, pretendía estimular a la humanidad para que realizase un cambio saludable.
El Estado de Naturaleza y la Decadencia Humana
Originariamente, el ser humano estaba sano, pero ahora se encuentra desfigurado, pues ha seguido un camino de decadencia. En estado de naturaleza, el hombre es un ser sometido a las leyes mecánicas de la naturaleza y a las necesidades más elementales, pero gracias a su libertad puede sobreponerse a ellas y conducir una vida racional.
En el estado de naturaleza, el hombre tiene la capacidad de perfeccionarse a sí mismo y se mueve por un sentimiento innato: el amor de sí. Este es el impulso que lo lleva a poner los medios necesarios para preservar su vida. Junto a este, posee el sentimiento de compasión, una sensación espontánea de disgusto ante el sufrimiento de sus iguales. Así pues, el estado de naturaleza no es un estado de instinto violento y de afirmación de la vitalidad incontrolada.
Sin embargo, en el estado actual, en la vida en sociedad, el individuo tiene un espíritu competitivo y conflictivo, que no es algo originario, sino derivado porque es fruto de la historia.
Crítica a las Artes y las Ciencias
Rousseau consideraba que las letras, las artes y las ciencias a las que los enciclopedistas atribuían la causa del progreso eran las responsables de los males de la persona y de la sociedad.
Los productos culturales no han hecho progresar a la humanidad, sino todo lo contrario: son responsables de su retroceso y de un continuo alejamiento del estado primitivo. Cuantos más conocimientos acumula la humanidad, más impedido se ve el ser humano para conquistar el saber acerca de su felicidad.
Rousseau tiene una visión pesimista de la historia y de los productos culturales que le son inherentes. Entre naturaleza y cultura existe una radical antítesis, al igual que la hay entre estado primitivo y estado civilizado en su configuración social, política y económica.
El Hombre Primitivo vs. el Hombre Civilizado
El filósofo ginebrino invierte la óptica interpretativa de la historia. El hombre, por sí mismo, no es un lobo para los demás hombres. Se ha ido convirtiendo en eso a lo largo de la historia.
Opone al hombre civilizado el hombre en estado de naturaleza, es decir, el ser humano primitivo, que no es ni bueno ni malo, sino inocente; todavía no está contaminado por los vicios, frutos de la vida civilizada.
Cuando Rousseau habla del estado de naturaleza, no cree que sea algo real, es decir, histórico. Se trata más bien de una hipótesis que le sirve de término de comparación para explicar la corrupción actual del individuo, si bien concibe la naturaleza humana como algo esencialmente social.
La Religión Natural
Al ocuparse del tema religioso, también se plantea seguir la voz de la naturaleza, proponiendo una religión natural que proclame la existencia de Dios a partir del orden en la naturaleza. Sin embargo, se niega a admitir una religión revelada. Considera, finalmente, la urgencia de una conversión que parta del interior de la persona.
Conclusión: Inocencia y Civilización
La idea fundamental de la antropología rousseauniana es que el ser humano es naturalmente inocente, de tal modo que la civilización lo hace malo. De ahí su condena de las ciencias y las artes.