Rusia Zarista e Imperialismo: Claves Históricas del Siglo XIX
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El Imperio Ruso bajo el Zarismo: Sociedad, Política y Economía
El Imperio Ruso, bajo el zar Nicolás II, se encontraba sumido en un profundo atraso político, económico y social.
La Monarquía Absoluta y Teocrática
La monarquía era absoluta y teocrática, presidida por el zar o emperador, quien desde el siglo XVII pertenecía a la dinastía de los Romanov. El zar concentraba todo el poder en sus manos y lo ejercía de forma ilimitada. Aunque existió un parlamento o Duma, el zar tenía la potestad de convocarlo o disolverlo a su antojo. Como representante de Dios en la Tierra, era el máximo líder de la Iglesia Ortodoxa.
No existían libertades políticas y eran frecuentes las deportaciones a Siberia o las ejecuciones de la oposición como método represivo. No es extraño que se produjeran convulsiones políticas provocadas por los grupos sociales más desfavorecidos. Se intentó imponer, de manera autoritaria y represiva, una rusificación forzosa con el objetivo de conseguir la unificación política, religiosa y lingüística de los territorios imperiales, aunque sin conseguirlo plenamente.
Estructura Socioeconómica Feudal
En el plano socioeconómico, Rusia era un régimen predominantemente feudal. Cuando el zar Alejandro I decretó la liberación de los siervos, esta medida no significó una clara mejora, ya que para acceder a la propiedad de las tierras, estos tenían que pagar a los nobles una fuerte indemnización. Las tierras liberadas se entregaron a las antiguas comunidades o mir. El mir distribuía los lotes de tierra, decidía los cultivos, era el responsable del pago de los impuestos y rescates de tierra, y autorizaba la venta de parcelas y el traslado de los campesinos a las ciudades.
Industrialización Tardía y Dependiente
El proceso de industrialización fue tardío y débil; no existía una clase media que invirtiera en la industria. El Estado fue el principal impulsor y recurrió al capital extranjero, sobre todo francés, que invirtió principalmente en la construcción de líneas férreas. Esta dependencia del capitalismo extranjero no impulsó la creación de una burguesía industrial y financiera autóctona, y obligó al Estado a gravar a la población con elevados impuestos para poder pagar los intereses.
La industria se localizaba en unas pocas ciudades de la zona, como San Petersburgo o Moscú. La explotación de los obreros rusos era similar a la de los trabajadores industriales europeos de la primera mitad del siglo XIX:
- Salarios muy bajos.
- Jornadas laborales de más de doce horas.
- Ausencia de protección legal y de seguridad social.
- Falta de derechos como el de asociación o de huelga.
La represión política favoreció la adquisición de una conciencia de clase y una elevada politización, influida por las ideas revolucionarias socialistas y marxistas.
La Evolución del Colonialismo: Del Siglo XIX al Imperialismo
A partir de 1870, los grandes imperios coloniales de la Edad Moderna fueron gradualmente sustituidos por nuevas potencias, principalmente Reino Unido y Francia, aunque el modelo de colonización experimentó cambios significativos:
- Se amplió el número de estados que participaron en la colonización. Junto con las potencias europeas, intervinieron también Estados Unidos y Japón.
- Cambiaron las áreas de expansión, que se localizaron principalmente en África, Asia y Oceanía, donde se ocuparon amplios territorios y no solo pequeños enclaves comerciales.
- Para ocupar militarmente y mantener las posesiones conquistadas, fue necesaria la intervención directa del Estado, que asumió el control político y económico de las colonias.
- Los intereses económicos y políticos de los distintos estados generaron numerosos conflictos internacionales que, finalmente, desembocaron en la Primera Guerra Mundial.
Este tipo de expansión colonial es lo que se definió a finales del siglo XIX como imperialismo, relacionándolo directamente con las necesidades del capitalismo propio de la Segunda Revolución Industrial.