El Sacramento de la Eucaristía: Significado y Celebración
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El sacramento de la Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Por medio de este sacramento, los que han sido llamados por el Bautismo a participar del sacerdocio real de Cristo y han sido configurados más profundamente con Él en la Confirmación, participan ahora, junto con toda la comunidad, en el sacrificio mismo de Cristo (memorial de su muerte y resurrección) que ha entregado a su Iglesia para que lo custodie hasta su vuelta.
Los Nombres de la Eucaristía
La inmensa riqueza de este sacramento se expresa mediante los distintos nombres que recibe. Cada nombre resalta un aspecto particular que la Eucaristía posee. El Catecismo de la Iglesia Católica nos propone los siguientes:
- Eucaristía
- Porque es acción de gracias a Dios.
- Banquete del Señor
- Se trata de la cena que el Señor celebró con sus discípulos.
- Fracción del Pan
- Este rito fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan en el desierto, y sugería a Israel el deseo de alcanzar la promesa de Dios de una tierra rica y fértil.
En los escritos proféticos aparecen profecías que hacen referencia al banquete escatológico. El vino, utilizado al final de los banquetes judíos, significaba la alegría del encuentro con el Mesías. En el Nuevo Testamento, Jesús es asociado a diversas comidas y multiplicaciones de alimentos, anticipando la sobreabundancia del pan eucarístico. En las bodas de Caná, al transformar el agua en vino, Jesús significa su glorificación y anticipa el vino nuevo: la Sangre de Cristo que bebemos en la Eucaristía.
Sin embargo, la predicación de Jesús acerca de la Eucaristía dividió a sus discípulos, como queda reflejado en el capítulo sexto del evangelio de san Juan. Sus palabras escandalizaron a muchos, del mismo modo que los anuncios de su Pasión, Muerte en la cruz y Resurrección. Esta realidad nos indica que Cruz y Eucaristía son la misma realidad y que solo acogiendo la Eucaristía con fe podremos acogerlo a Él mismo.
Desarrollo de la Celebración Eucarística (La Misa)
Desde el siglo II, según el testimonio de san Justino mártir, las grandes líneas del desarrollo de la celebración eucarística han permanecido invariables hasta nuestros días. La celebración comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica.
Los cristianos son convocados por el propio Cristo para celebrar la Eucaristía, reuniéndose como asamblea.
1. Liturgia de la Palabra
En esta primera parte, la asamblea escucha la Palabra de Dios. Se leen lecturas del Antiguo Testamento y cartas de los apóstoles del Nuevo Testamento que, junto al Evangelio, forman la Liturgia de la Palabra. Sus partes principales son:
- Lecturas: Escucha atenta de la Palabra de Dios.
- Homilía: El celebrante nos ayuda a acoger esta palabra como palabra viva de Dios y a ponerla en práctica en nuestra vida.
- Profesión de fe (Credo): Se recita en las misas dominicales y solemnidades, profesando nuestra fe.
- Oración de los fieles o Peticiones: Se reza por las necesidades de la Iglesia y de toda la humanidad.
2. Liturgia Eucarística
Esta es la segunda gran parte de la Misa, donde se realiza el sacrificio eucarístico. Comienza con la presentación de las ofrendas y culmina con la comunión.
Presentación de las Ofrendas
La Iglesia presenta el pan y el vino, recordando que son fruto de la creación de Dios y, al mismo tiempo, fruto del trabajo y el esfuerzo humano.
La Plegaria Eucarística
Es el centro y la cumbre de toda la celebración. A través de ella, la Iglesia actualiza el memorial del sacrificio de Cristo. Sus momentos clave son:
- Prefacio: La Iglesia da gracias al Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo, por todas sus obras: creación, redención y santificación. Toda la asamblea se une a esta alabanza.
- Epíclesis: La Iglesia pide al Padre que envíe su Espíritu Santo sobre el pan y el vino para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
- Relato de la Institución: Mediante las palabras y acciones de Cristo y el poder del Espíritu Santo, la Iglesia hace presente bajo las especies del pan y del vino su Cuerpo y Sangre, y el sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre.
- Anámnesis: La Iglesia hace memoria de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
- Intercesiones: Se expresa la comunión de toda la Iglesia, pidiendo por los vivos y por los difuntos, por el papa, el obispo, los diáconos y todo el pueblo de Dios.
- Doxología final: La Plegaria Eucarística concluye con la glorificación de Dios. La Iglesia eleva el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ofrecérselo a Dios Padre, por medio de su Hijo y en la unidad del Espíritu Santo.