Los Sacramentos de Iniciación Cristiana: Bautismo, Eucaristía y Confirmación
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Bautismo
El Bautismo es el sacramento por el cual el ser humano nace a la vida espiritual. Entre los sacramentos, ocupa el primer lugar porque es el fundamento de toda la vida cristiana y la puerta que da acceso a los demás sacramentos.
Materia
El agua.
Forma
Son las palabras del que lo administra: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”
Ministro
El obispo, el presbítero y el diácono.
Sujeto
“Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano no bautizado, y solo él.” Los padrinos del bautismo son las personas designadas por los padres del niño para hacer en su nombre la profesión de fe, y que procuran que el niño lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla sus obligaciones.
Eucaristía
La Eucaristía es el sacramento en el cual, bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla presente con su cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Materia
Pan y vino.
Forma
Son las palabras que utilizó Cristo al instituir el sacramento: “Esto es mi cuerpo… Esta es mi sangre.”
Ministro
Solo el sacerdote puede consagrar. Los diáconos distribuyen las hostias consagradas, pero no pueden consagrar. Los ministros extraordinarios ayudan a los sacerdotes a llevar la comunión a los enfermos y a distribuirla en la misa.
La Transubstanciación
Es la conversión del pan y vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo.
Confirmación
La Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana. Nos hace capaces de ser testigos de Cristo. Para recibir la confirmación es necesario encontrarse en estado de gracia.
Signo
La unción.
Materia
Santo Crisma.
Forma
“Recibe por esta señal de la cruz el don del Espíritu Santo.”
Ministro
El obispo; por razones especiales puede conceder a un sacerdote la facultad de confirmar.
Sujeto
Todo bautizado que no ha sido confirmado, que tenga las disposiciones necesarias para recibirlo y esté en estado de gracia.
Obligaciones
El día de la confirmación, el confirmado se convierte en apóstol de la Palabra de Dios. Desde ese momento, recibe el derecho y el deber de ser misionero, llevando la Palabra de Dios a los demás.