San Agustín: Ética, Política y la Existencia de Dios en su Filosofía
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Ética y Política en San Agustín: Una Perspectiva Cristiana
La ética de San Agustín, profundamente inspirada por los ideales morales del cristianismo, integra elementos del platonismo y del estoicismo. Comparte con estas corrientes la concepción de la felicidad como el fin último de la conducta humana. Sin embargo, este fin se considera inalcanzable en esta vida, siendo solo posible en la otra vida. Existe una similitud con el platonismo en la asociación de la idea de Bien con la de Dios. No obstante, prevalece la inspiración cristiana al considerar que la felicidad consiste en la visión beatífica de Dios, de la que gozarían los bienaventurados en el cielo, tras la práctica de la virtud. San Agustín subraya la necesidad de la gracia divina para alcanzar tal objetivo, lo que diferencia la salvación como un mero efecto de la práctica de la virtud.
El Problema del Mal
Respecto al problema de la existencia del mal en el mundo, la solución agustiniana se aleja del platonismo, que asimilaba el mal a la ignorancia, y del maniqueísmo, que lo concebía como una forma de ser opuesta al bien. Para San Agustín, el mal no es una forma de ser, sino su privación: es una carencia de ser, un no-ser.
Sociedad y Política: La Ciudad de Dios
San Agustín expone sus reflexiones sobre la sociedad y la política en La Ciudad de Dios, una obra escrita a raíz de la caída de Roma en manos de Alarico y la desmembración del Imperio Romano. En esta obra, San Agustín propone una explicación histórica para tales hechos, partiendo de la concepción de la historia como el resultado de la lucha entre dos ciudades: la del Bien (la de Dios, la de la luz) y la del Mal (la terrenal, la de las tinieblas).
- La Ciudad de Dios: Compuesta por aquellos que siguen la palabra de Dios, los creyentes.
- La Ciudad Terrenal: Formada por los que no creen.
Esta lucha, según San Agustín, continuaría hasta el final de los tiempos, cuando la Ciudad de Dios triunfará sobre la terrenal. Apoyándose en los textos sagrados del Apocalipsis, San Agustín utiliza esta oposición para defender la prioridad de la Iglesia sobre los poderes políticos, exigiendo su sumisión. San Agustín acepta que la sociedad es necesaria para el individuo, aunque no sea un bien perfecto. Sus instituciones se derivan de la naturaleza, siguiendo la teoría de la sociabilidad natural de Aristóteles, y el poder de los gobernantes procede directamente de Dios.
La Existencia de Dios y la Creación
La filosofía de San Agustín es predominantemente una teología. Dios no solo es la verdad a la que aspira el conocimiento, sino también el fin al que tiende la vida del hombre, que encuentra su razón de ser en la beatitud. Para alcanzarla, es necesario el concurso de la gracia divina.
Argumentos sobre la Existencia de Dios
San Agustín propone diversos argumentos que demuestran la existencia de Dios, entre ellos:
- Argumentos basados en el orden observable en el mundo, que concluyen la existencia de un ser supremo ordenador.
- Argumentos basados en el consenso universal.
San Agustín también encuentra a Dios en el interior del hombre. Nos invita a dirigirnos hacia nuestro interior para encontrar la verdad. Este camino es el que nos lleva a la que suele considerarse la demostración por excelencia de la existencia de Dios a partir de las ideas.
La Creación y las Rationes Seminales
La creación es el resultado de un acto libre de Dios. Las esencias de todas las cosas creadas se encontraban en la mente de Dios como ejemplares o modelos (ejemplarismo). Esto se aplica tanto a las cosas creadas en el momento original como a las que aparecerán posteriormente. Este ejemplarismo se complementa con la teoría de las rationes seminales, de origen estoico. En el momento de la creación, Dios depositó en la materia una especie de semillas, las rationes seminales, que germinarían dando lugar a la aparición de nuevos seres que se irían desarrollando con posterioridad al momento de la creación.