San Agustín de Hipona: Vida, Pensamiento y Legado en la Doctrina Cristiana
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Vida y Obra de San Agustín de Hipona
San Agustín de Hipona es uno de los llamados “Padres de la Iglesia”. Estos reciben este apelativo porque, en los primeros momentos del cristianismo, contribuyeron a la conformación de la doctrina cristiana con su teorización y estudios.
Primeros Años y Conversión
Agustín nació en el 354 en la ciudad de Tagaste (actual Souk Ahras), provincia de Numidia (en el norte de África). Miembro de una familia de condición humilde, pero no extremadamente pobre; su padre, Patricio, de ideas paganas, murió cuando él era adolescente. Sin embargo, su madre, Mónica, era una cristiana fervorosa que influyó enormemente en su vida, tal y como el propio Agustín manifiesta en sus Confesiones.
La educación de Agustín tuvo lugar en Tagaste, Madaura y Cartago, recibiendo formación en gramática y retórica. Desde los diecisiete años convivió con una mujer con la que tuvo a su único hijo: Adeodato.
La lectura del Hortensio de Cicerón marcaría profundamente su pensamiento, acercándolo a posturas racionalistas y naturalistas. En el 373 (aproximadamente, no 337) pasa a formar parte del maniqueísmo, movido por su interés por conocer el origen del mal en los hombres. Aunque su pertenencia nunca fue del todo completa, lo cierto es que permaneció en esta corriente nueve años.
Estancia en Roma y Milán
En el 383, se desplaza a Roma para dar clases y, un año después, se traslada a Milán, donde se convierte en profesor oficial de retórica. En Milán, que se había convertido en uno de los principales centros académicos del mundo latino, conoce a otra figura fundamental, el obispo Ambrosio, quien le abre a un cristianismo intelectual, basado en la interpretación personal de las ideas de los neoplatónicos Plotino y Porfirio. De tal manera que, en el 387, recibe el bautismo junto a su hijo y a su amigo Alipio.
Regreso a África y Episcopado
Tras ello, regresa a Tagaste para dedicarse al estudio de las Escrituras y, en el 391, funda un monasterio en Hipona. En el 395, es nombrado obispo de esa ciudad, actividad que le ocupa hasta su muerte y que se caracteriza por su afán en la formación del clero, la férrea defensa de la ortodoxia en contra de las herejías del momento (donatismo, pelagianismo…) y por la creación de numerosos escritos de tipo filosófico, historicista, teológico y pastoral. Fallece en el 430 durante el asedio de los vándalos a la ciudad.