Santo Tomás de Aquino: Fe y razón
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Santo Tomás
Fe y razón
Santo Tomás de Aquino es ante todo, un teólogo, y le interesa la filosofía porque es útil para la salvación. Como teólogo reconoce que hay un ámbito no accesible a la razón, sino que sólo es alcanzado por la fe. Por tanto, el tomismo es un esfuerzo por integrar la filosofía en la teología. Se derivan dos consecuencias de la concepción del conocimiento de Aristóteles: La filosofía ha de construirse partiendo de las realidades sensibles y la idea de Dios ha de ser incompleta. La razón es limitada en cuanto al conocimiento de ciertas realidades, pero la fe proporciona noticias más allá de esos límites. // La Summa Theologica define la Teología como la doctrina de la revelación, su palabra es la palabra de Dios y su fundamento la fe. Y por esa fe se alcanza el ámbito de lo sobrenatural. La filosofía se dirige al conocimiento de Dios, pero no todas las verdades son necesarias para la salvación. La razón rige el conocimiento humano, pero es insuficiente para alcanzar a Dios, que sólo es capaz de conocer a partir de lo sensible. Mientras tanto, la fe conoce partiendo de la revelación divina. Ello no quiere decir que las verdades de razón y fe sean contradictorias, sino que la verdad sólo es una. Las verdades de fe y razón tienen que coincidir, pues ambas vienen de Dios.
Las cinco vías y el Conocimiento de Dios
Una tarea fundamental de la razón consiste en demostrar la existencia de Dios. ¿Es necesario demostrar la existencia de Dios? ¿Es posible demostrar la existencia de Dios? Es posible demostrar la existencia de Dios. No es inmediatamente evidente para el entendimiento humano, por eso resulta necesario demostrarla. También es posible demostrar la existencia de Dios utilizando el procedimiento adecuado, que consiste en partir de los seres del mundo hasta llegar a Dios como causa suya. Es decir, se reúnen elementos del platonismo y aristotelismo, del cual se proponen cinco vías cuyo recorrido llevan a la afirmación de que Dios existe. Esas vías son:
1. VÍA DEL MOVIMIENTO: si observamos detenidamente la naturaleza una de las primeras cosas de las que nos damos cuenta es de la existencia innegable del movimiento: todo lo que se mueve es movido por otro. Como no puede haber una cadena infinita de "motores" que se muevan los unos a los otros, debe haber un primer motor que mueva todo lo demás. Dios sería aquí el “Motor inmóvil”. 2. VÍA DE LAS CAUSAS EFICIENTES: Si todo lo que existe es causado por algo y nada puede causarse a sí mismo, para no llegar a una cadena infinita de causas, hace falta una causa última que cause todo lo demás. Dios sería aquí la “Causa incausada”. 3. VÍA DE LA CONTINGENCIA: no observamos en la esencia de ningún ser sensible la necesidad de su existencia: los seres son contingentes, son posibilidades que han sido actualizadas pero que en algún momento no existieron (pues si existieran desde siempre serían seres necesarios, algo que no se observa en ningún ser del mundo empírico). Pero si no existiera ningún ser necesario, habría un momento en el que nada habría existido y, entonces, no podríamos explicar el origen del mundo. Es imposible, por lo tanto, una cadena infinita de seres contingentes, por lo que debe existir un ser necesario principio de la cadena. Dios sería el “Ser necesario”. 4. VÍA DE LOS GRANDOS DE PERFECCIÓN: observamos en el mundo una jerarquía de seres, de menos perfectos a más perfectos. De los seres más imperfectos no pueden surgir seres más perfectos y como el hombre reconoce que no es perfecto y que no ha creado todo lo que le rodea, ha de existir un ser aun más perfecto que él que haya creado todo lo demás. Dios sería el “Ser perfecto”. 5. VÍA DEL ORDEN: todo cuanto ocurre en la naturaleza sucede por una finalidad o telos, es decir, que toda la naturaleza parece estar organizada según un orden para llegar a un fin determinado. Dios sería el “Fin supremo ordenador del universo”.