Sátira Romana: De Lucilio a Juvenal

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1. Sátira: Un Género Romano

La sátira es el único género literario que los romanos no tomaron de los griegos. El sarcasmo y la burla agresiva son una constante del carácter romano. Esto se refleja en la literatura: diálogos improvisados de fiestas campesinas, canciones de soldados en el cortejo de César en la celebración del triunfo sobre la Galia y en las que entonaban la vida privada del general vencedor.

El concepto de sátira entre los romanos fue cambiando desde sus orígenes. En un principio Satura fueron representaciones con música, danza y diálogo. Más tarde pasa a ser una especie de miscelánea, es decir, una obra de temas diversos con mezcla de distintos versos. De este tipo son los cuatro libros de Saturae de Ennio. Finalmente adquiere el sentido actual: ataque a personas, costumbres e instituciones. El inventor de esta acepción del término es Lucilio.

Lucilio (c. 148 – c. 102 a. C.)

De clase social alta, perteneció al Círculo de Escipión. Escribió 30 libros de Sátiras de las que sólo se conservan 1.300 versos. Sus dos principales características son la agresividad y el empeño moralizante. Ataca tanto a las clases altas como a las bajas.

  • De la clase alta ataca su deshonestidad, glotonería, su grecomanía, a los afeminados, estafadores, asesinos, ladrones, etc.
  • De los vicios del pueblo destaca la lujuria, la infidelidad de las esposas y también arremete contra los homosexuales.

En sus sátiras se ve reflejada toda la sociedad romana de la segunda mitad del siglo II a.C..

Varrón (116 – 27 a. C.)

Escribió obras de muy diversos temas, pero la mayor parte de ellas se han perdido. Las llamó menipeas, en honor de Menipo de Gádara, filósofo cínico que atacaba con humor los vicios de la sociedad de su época. Ambos tienen pocas cosas en común en su vida y en su obra. Sus similitudes son prácticamente formales, pues los dos escriben composiciones con mezcla de prosa y verso.

Varrón, aunque era muy respetuoso con el Estado, con el culto a los dioses, y con la tradición romana, en su obra critica los vicios de la sociedad de su tiempo: ambición, lujo, vanidad, etc. Considera que los romanos han degenerado las virtudes de los antepasados. El tema central de sus obras es siempre la vida cotidiana.

Después de Varrón...

Después de Varrón, los grandes satíricos latinos siguen todos el modelo de Lucilio y escriben sus sátiras en hexámetros. Los tres principales son: Horacio, Persio y Juvenal.

Horacio (65 – 8 a. C.)

Además de poesía lírica, Horacio escribió dos libros de sátiras con un total de 18 composiciones. Los temas que predominan en sus obras son:

  • Descontento de la suerte personal
  • Creencia de que se ven los defectos ajenos y no los propios
  • La gula, el lujo, los nuevos ricos
  • La vida de la ciudad mientras que elogia la vida del campo

Sigue a Lucilio si bien se diferencia de él en que tiene un carácter más apacible y en el cuidado del verso. Horacio depura el verso hasta dejarlo perfecto, Lucilio es más rápido y descuidado.

El Auge de la Sátira

Después de Horacio, en el siglo I de nuestra era es cuando la sátira alcanza su momento de máximo esplendor. Contribuyen a ello las circunstancias políticas y económicas de la época: el imperio como régimen político autoritario, centralizador y la ineptitud de los emperadores habían dado lugar a la corrupción progresiva en todos los órdenes. Surgen entonces escritores que rompen con la tradición con doctrinas morales y atacan los vicios de la época, entre ellos destacan Persio y Juvenal.

Persio (34- 62)

Escribió seis libros de sátiras en los que trata temas como superstición, literatura afeminada, mezquindad de los que quieren comerciar con los dioses. Es oscurantista en su lenguaje. Murió muy joven a los 28 años, tres años antes de la Conjuración de Pisón que costó la vida de Séneca y Lucano.

Juvenal (60 – 128)

Abogado y maestro de retórica, fue el último gran representante de la sátira romana. Escribe sátiras indignado por la corrupción de la sociedad de su tiempo. La temática de su obra es la vida de Roma: ruidos, aglomeraciones, peligros físicos, etc.

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