Segunda República Española: Auge, Crisis y Desencadenamiento de la Guerra Civil

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La Segunda República Española: Un Periodo de Transformación y Conflicto

La República fue proclamada el 14 de abril, tras lo cual se instaló un gobierno provisional que convocó a elecciones para las Cortes Constituyentes. Dichas votaciones dieron mayoría a la coalición Republicana Socialista.

La Constitución de 1931 y el Bienio Reformista

La nueva Constitución fue aprobada el 9 de diciembre de 1931, fecha en que también fue nombrado Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República y días después fue designado Manuel Azaña en calidad de presidente de gobierno. Durante los primeros dos años de la Segunda República, el llamado Bienio reformista buscó la transformación económica, social y política de España, a través de las siguientes medidas:

  • La promulgación de una serie de decretos tendientes a corregir los abusos de los propietarios agrícolas.
  • La creación del Instituto de Reforma Agraria.
  • La separación de la Iglesia y el Estado que incluía la disolución de las órdenes religiosas.
  • La reforma en la estructura del ejército.
  • La promulgación del Estatuto de Autonomía de Cataluña.

Oposición y Surgimiento de las Derechas

La aplicación de las reformas encontró serios obstáculos por parte de las fuerzas conservadoras y del ejército, incluso un fallido golpe de Estado encabezado por el general José Sanjurjo. Los grupos de derecha decidieron organizarse en contra de las medidas gubernamentales y en 1933 formaron la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), bajo el liderazgo de José María Gil Robles, en tanto que cobraban fuerza los partidos de corte fascista, como las Juntas de Ofensiva Nacional—Sindicalista (JONS) y la Falange Española (FE), creada por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador.

Ideología de José Antonio Primo de Rivera

En particular, José Antonio Primo de Rivera se oponía al marxismo por su internacionalismo, incompatible con su idea de una patria española, y se oponía también a la lucha de clases. Criticaba el liberalismo por su carácter individualista y rechazaba el sistema democrático; proponía la desaparición de los partidos políticos para sustituirlos por las “unidades naturales, la familia, el municipio y la corporación laboral”. Responsabilizaba al capitalismo de haber provocado una injusta situación social en beneficio de los más ricos, pero también desaprobaba al socialismo por haber degenerado, según él, en una corriente de venganza basada en el odio. José Antonio Primo de Rivera proponía, por último, el liderazgo natural de un jefe que estuviera al mando de un Estado fuerte. Estas ideas fundamentaron el nacionalsindicalismo versión española del fascismo.

El Bienio Negro y la Radicalización Política

Los partidos de derecha aprovecharon el descontento hacia las reformas del gobierno de Azaña y obtuvieron mayoría en las elecciones generales de noviembre de 1933, en las que por primera vez votaban las mujeres. El CEDA obtuvo el mayor número de escaños en las Cortes y el gobierno quedó en manos del Partido Radical Republicano, liderado por Alejandro Lerroux. Comenzaba así el llamado Bienio Negro de la Segunda República (1933-1935), durante el cual el gobierno tampoco pudo resolver los graves problemas del país y se limitó a intentar regresar a la situación existente antes de 1931. La política reformista del primer bienio agudizó las tensiones sociales y políticas. A principios de octubre de 1934, los partidos de izquierda esperaban que el presidente de la República, Alcalá Zamora, convocase elecciones, pero éste encargó a Lerroux formar un nuevo gabinete; en éste se incluyeron tres miembros de la CEDA de modo que la derecha llegaba al poder. Este hecho, al que se agregaban el crecimiento del desempleo y la amenaza del fascismo, aumentada a raíz de que la FE y las JONS se fusionaran en febrero de ese año, dio origen a una insurrección obrera que estalló en Asturias.

Después de la revolución de octubre, el número de ministros de la CEDA se elevó, entre los cuales se encontraba Gil Robles como ministro de Defensa, quien a su vez nombró jefe del Estado Mayor al general Francisco Franco.

El Frente Popular y el Camino Hacia la Guerra Civil

Pero el gobierno de Lerroux tampoco pudo sostenerse, dañado por un escándalo de corrupción, perdió credibilidad y fue destituido. El presidente de la República constituyó entonces un gobierno de tendencia central, y en 1936 se disolvían las Cortes y se convocaban nuevas elecciones. Al mismo tiempo, los grupos y partidos de izquierda se integraron en un bloque denominado Frente Popular. Esta organización política obtuvo mayoría en las elecciones de febrero de 1936, dejando atrás a la coalición de derechas denominada Frente Nacional Antirrevolucionario. Manuel Azaña volvió a ocupar la presidencia y entre sus acciones destacaron: la amnistía para los presos de la Revolución, la continuidad de las reformas del primer bienio republicano, la aprobación del Estatuto catalán y el traslado de los generales Franco (a Canarias), Goded (a Baleares) y Mola (a Pamplona), para evitar que organizaran alzamientos militares.

El Estallido de la Guerra Civil

Pero el nuevo gobierno se encontraba en una situación difícil, continuamente ocurrían incidentes desestabilizadores relacionados con la crisis europea y mundial de los años treinta. Las huelgas estallaron por todas partes, se multiplicaban las tomas de tierra por parte de los campesinos y la violencia urbana se manifestaba en enfrentamientos callejeros. A todo lo anterior se agregaban las acciones realizadas por los extremistas de izquierda en contra de los sacerdotes católicos. En esas circunstancias, las Cortes destituyeron a Alcalá Zamora y se eligió a Manuel Azaña como presidente de la República, y a Santiago Casares Quiroga como jefe de gobierno, quien trató de administrar el país entre el temor a la subversión social de las izquierdas y el miedo al golpe de Estado militar apoyado por las derechas que había comenzado a gestarse. Los planes para derribar la República, dirigidos por los militares, se iniciaron en el momento mismo de conocerse los resultados de las elecciones y fueron cobrando fuerza hasta que, en el mes de julio, los ánimos se exaltaron con el asesinato del líder derechista Calvo Sotelo, realizado por unos socialistas como represalia por el homicidio de su compañero el teniente Castillo, a manos de fuerzas de extrema derecha. Estos sucesos desencadenaron el estallido de la Guerra Civil, la noche del 17 de julio de 1936.

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