Segunda República Española: Bienio Reformista y Bienio Negro

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En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, los partidos republicanos obtuvieron mayoría; en las capitales de provincia la mayoría votó a favor de la unión republicano-socialista y en contra de la monarquía. Ante eso, el rey Alfonso XIII decidió abdicar y se exilió. La República había triunfado pacífica y democráticamente. Fue proclamada el 14 de abril, tras lo cual se instaló un gobierno provisional que convocó a elecciones para las Cortes Constituyentes. Dieron mayoría a la coalición Republicana Socialista. La nueva Constitución fue aprobada el 9 de diciembre de 1931, fecha en que también fue nombrado Alcalá Zamora como presidente de la República (jefe de Estado) y días después fue designado Manuel Azaña en calidad de presidente de gobierno.

Bienio Reformista

Durante los primeros 2 años de la II República, el llamado Bienio reformista (noviembre de 1931 a noviembre de 1933), el gobierno buscó la transformación económica, social y política de España, a través de las siguientes medidas:

  1. La promulgación de una serie de decretos para corregir los abusos que los propietarios agrícolas realizaban en las contrataciones, y la creación del Instituto de Reforma Agraria destinado a expropiar las tierras de la alta nobleza.
  2. La separación de la Iglesia y el Estado que incluía la disolución de las órdenes religiosas y los sacerdotes quedaban sometidos al pago de impuestos como todos los ciudadanos.
  3. La reforma en la estructura del ejército, compuesto hasta entonces por un número desproporcionado de jefes y oficiales. La reforma implicaba la reducción de las regiones militares de 16 a 8, y la abolición del Tribunal Supremo del Ejército y de la Armada, cuyas atribuciones pasaron a los tribunales ordinarios. Asimismo se anunció una revisión en la política de ascensos por méritos de campaña, establecida durante la anterior dictadura.
  4. La promulgación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, que facultaba a la región para constituir un gobierno, la Generalitat. El gobierno catalán tendría competencias legislativas y ejecutivas en hacienda, economía, enseñanza, cultura. En manos del gobierno central quedaban los asuntos exteriores, la defensa y el control de fronteras.

Bienio Negro de la II República

Comenzaba así el llamado Bienio Negro de la II República (noviembre de 1933 a diciembre de 1935), durante el cual el gobierno tampoco pudo resolver los graves problemas del país y se limitó a intentar regresar a la situación de antes de 1931. La política reformista del primer bienio fue prácticamente desmantelada por una serie de decretos que constituyeron una auténtica contrarreforma del conservadurismo que agudizó las tensiones sociales y políticas.

Al principio de octubre de 1934, los partidos de izquierda esperaban que el presidente de la República, Alcalá Zamora, convocase elecciones, pero encargó a Lerroux formar un nuevo gabinete; en este se incluyeron 3 miembros de la CEDA, de modo que la derecha llegaba al poder. Este hecho dio origen a una insurrección obrera que estalló en Asturias en octubre, al tiempo que en Barcelona un movimiento separatista proclamaba el Estado Catalán ante el temor de que fuera anulado el Estatuto creado durante el primer bienio republicano.

El gobierno logró dominar en poco tiempo ambos movimientos. Después de la revolución de octubre, el número de ministros de la CEDA se elevó a 5, entre los cuales se encontraba Gil Robles como ministro de Defensa, quien a su vez nombró jefe del Estado Mayor al general Francisco Franco. Sin embargo, el gobierno de Lerroux tampoco pudo sostenerse; dañado por un escándalo de corrupción fue destituido. El presidente de la República constituyó un gobierno de tendencia central, y en enero de 1936 se disolvían las Cortes y se convocaban nuevas elecciones.

Al mismo tiempo, los partidos de izquierda (republicanos, socialistas y comunistas) se integraron en un bloque llamado Frente Popular. Este obtuvo mayoría en las elecciones de febrero de 1936, dejando atrás a la coalición de derechas llamada Frente Nacional Antirrevolucionario. Manuel Azaña volvió a ocupar la presidencia de la Sublevación en Barcelona. Entre sus acciones destacaron: la amnistía para los presos de la Revolución de Octubre de 1934; la continuidad de las reformas del primer bienio republicano; la aprobación del Estatuto catalán; y el traslado de los generales Franco, Goded y Mola para evitar que organizaran alzamientos militares.

Sin embargo, el nuevo gobierno se encontraba en una situación difícil. Las huelgas estallaron por todas partes. Se dieron acciones realizadas por los extremistas de izquierda en contra de los sacerdotes católicos. Las Cortes destituyeron a Alcalá Zamora y se eligió a Manuel Azaña como presidente de la República, y a Casares Quiroga como jefe de gobierno, quien trató de administrar el país con el miedo al golpe de Estado militar apoyado por las derechas que había comenzado a gestarse. Los planes para derribar la República, dirigidos por los militares, se iniciaron en el momento mismo de conocerse los resultados de las elecciones y fueron cobrando fuerza hasta que, en julio, los ánimos se exaltaron con el asesinato del líder derechista Calvo Sotelo, realizado por unos socialistas como represalia por el homicidio de su compañero, el teniente Castillo, a manos de fuerzas de extrema derecha. Estos sucesos desencadenaron el estallido de la Guerra Civil, el 17 de julio de 1936.

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