La Segunda República Española: Fases, Conflictos y el Camino al Golpe de Estado

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La República se apoyaba en las clases medias, pero tuvo que hacer frente a una fuerte oposición desde la derecha y desde la izquierda que terminó por hacerla inviable. Este periodo se divide en varias fases:

  • Gobierno Provisional (abril 1931-diciembre 1931): Con respecto a la organización institucional, el poder legislativo residía en unas Cortes unicamerales; el poder ejecutivo recaía tanto en el presidente del Gobierno como en el presidente de la República; y el poder judicial era independiente, apareciendo un Tribunal de Garantías Constitucionales.

Las Reformas del Bienio Republicano-Socialista (Reformista)

Manuel Azaña presidió un gobierno de coalición de republicanos y socialistas que profundizó en las reformas iniciadas con anterioridad, pero se enfrentó a un clima social de permanente tensión.

La última reforma importante fue la autonómica, ya que Cataluña aprobó su Estatuto de Autonomía en 1932 y el País Vasco empezó a tramitar el suyo. El balance de todas estas reformas fue desigual, ya que aunque el esfuerzo reformista fue mucho superior al de cualquier otra época anterior en España, se produjo el fracaso de la reforma más importante: la agraria.

El Bienio de Centro-Derecha

En septiembre de 1933, Azaña dimitió y Niceto Alcalá Zamora convocó nuevas elecciones el 19 de diciembre de ese año, produciéndose la victoria electoral de las derechas. El nuevo gobierno fue presidido por Alejandro Lerroux y apoyado por la CEDA. Este gobierno tomó medidas que rectificaron todas las reformas anteriores, hecho que creó inquietud en las izquierdas, que temían que José María Gil Robles quisiera establecer en España un gobierno de carácter fascista.

El nuevo gobierno tuvo fuertes choques con el gobierno catalán debido a la Ley de Cultivos, que fue paralizada por el gobierno central. La Revolución de 1934 se produjo cuando la CEDA decidió integrarse en el gobierno. En este momento, las izquierdas organizaron una huelga general revolucionaria cuyo objetivo era conquistar el poder por parte de la clase obrera. El desarrollo de la revolución fue desigual, ya que en la mayor parte del Estado fracasó. Sin embargo, en Cataluña se proclamó el Estado Catalán, y en Asturias, los trabajadores armados ocuparon las cuencas mineras. En esta zona, el conflicto alcanzó tal intensidad que el gobierno tuvo que enviar tropas desde África para reprimir la revuelta.

Las Elecciones de 1936 y el Triunfo del Frente Popular

A las elecciones de 1936 concurrieron las derechas divididas en varias formaciones políticas: el Bloque Nacional de José Calvo Sotelo, partido monárquico y antirrepublicano; la CEDA, cada vez más radicalizada; y la Falange, liderada por José Antonio Primo de Rivera (hijo) y que defendía un ideario anticapitalista y antiparlamentario.

Las izquierdas se agruparon en el Frente Popular, coalición que defendía un programa político basado en la amnistía de los presos políticos de la Revolución de Octubre de 1934 y en la reanudación de las reformas del bienio reformista. El Frente Popular ganó las elecciones por escasos votos, pero el sistema electoral mayoritario les otorgó una gran superioridad de diputados en el Parlamento.

El nuevo gobierno, dirigido por Azaña, adoptó como medidas inmediatas la amnistía de los presos políticos, la restitución del Estatuto de Autonomía a Cataluña y la aceleración y ampliación de la reforma agraria. Además, las Cortes destituyeron al presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, que fue sustituido por Azaña, y tramitaron los estatutos de autonomía de Galicia y el País Vasco.

Tras el triunfo del Frente Popular, en España se inició una etapa muy conflictiva, caracterizada por la violencia política de la extrema derecha y de la extrema izquierda. Este clima de violencia justificó una conspiración por parte de la UME (Unión Militar Española), que consideraba que el gobierno era incapaz de mantener el orden político. El gobierno se defendió de la conspiración destinando a los militares africanistas a lugares alejados.

En la conjura, dirigida por el General Mola, participaron también los monárquicos, los carlistas, la Falange y algunos grandes financieros como Juan March. Su objetivo era acabar con el gobierno del Frente Popular y sustituirlo por un directorio militar. Los asesinatos del Teniente Castillo y de Calvo Sotelo precipitaron el inicio del golpe de Estado, que se inició en Melilla el 17 de julio de 1936.

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