El Segundo Bienio de la Segunda República Española: Conflictos y Crisis (1933-1936)
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En este contexto, Manuel Azaña dimitió y el presidente de la República, Alcalá Zamora, disolvió las Cortes y convocó elecciones en noviembre de 1933. En ellas, a diferencia de las anteriores elecciones, la izquierda se presentó desunida, mientras que la derecha se encontraba unida, lo que desembocó en la victoria para los partidos de centro y derecha, aglutinándose en torno a la CEDA de Gil Robles y al Partido Radical de Lerroux, en el que Zamora confió el gobierno.
Se abre así el segundo periodo denominado Bienio Conservador (1933-1936) caracterizado por la paralización de buena parte del proyecto reformista como la derogación de la Ley de Congresistas, la concesión de presupuesto civil para el culto y el clero católicos, la devolución de las tierras expropiadas por la reforma agraria, la facilitación de la amnistía para Sanjurjo y los sublevados de 1932, la reducción de materia educativa o la paralización de los proyectos estatutarios.
La entrada de la derecha en el gobierno se contempla desde la izquierda como el fin de la República, por lo que se lleva a cabo la Revolución de Octubre de 1934 con la convocatoria de huelgas y manifestaciones en las ciudades principales. Además, la entrada en el gabinete de gobierno de varios ministros de la CEDA provocó una guerra abierta por parte de la izquierda socialista junto con anarquistas y comunistas. La represión por parte del gobierno fue durísima, con lo que aumentó la influencia de la CEDA en el gobierno, que presentó un proyecto para modificar la constitución aunque no llegó a ser votado debido a una grave crisis gubernamental que estalló en otoño de 1935 debido a escándalos de corrupción y malversación, lo cual hizo que Alcalá Zamora disolviese las Cortes y convocase elecciones para febrero de 1936.
Para estas elecciones los partidos de izquierdas se volvieron a agrupar, esta vez una coalición electoral denominada Frente Popular, que defendía la amnistía para encarcelados y represaliados de la revolución de octubre de 1934 y la recuperación de la legislación reformista del Bienio Reformista. Consiguiendo ganar las elecciones y Alcalá Zamora fue sustituido por Manuel Azaña. El nuevo gobierno, presidido por Casares Quiroga, estuvo formado únicamente por republicanos. Esperanzados con las nuevas perspectivas de cambio, los partidos de izquierda más radicales se lanzaron a una movilización popular. La derecha mostró absoluto rechazo por esta situación. Se acentuaron los enfrentamientos callejeros y la tensión social motivada tanto por la derecha como por la izquierda. Este clima de violencia se utilizó como estrategia de los sectores político-militares decididos a organizar un golpe de estado militar apoyado por partidos de derecha. El detonante que aceleró el golpe de estado fue debido al asesinato de Calvo Sotelo. El levantamiento comenzó en Marruecos, al día siguiente el golpe de estado se extendió por toda la península. Sin embargo, este golpe no logró salir adelante, lo que provocó una guerra civil de 3 años, la victoria de los sublevados y su prolongación en la dictadura franquista hasta 1975.