El Segundo Triunvirato y el Imperio Romano
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Inicio del Segundo Triunvirato
Tras la muerte de Julio César, el poder se repartió entre tres personas: Octavio asumió el poder de Roma y del Imperio Occidental, Marco Antonio se quedó con la parte oriental del imperio y Lépido gobernó África y el sur de la Galia. Se desató la guerra entre los tres y al final Octavio venció a Marco Antonio en la batalla de Actium en el 31 AC. Esta fecha marca el inicio del Imperio Romano.
Octavio Augusto Primer Emperador
Ocupó el cargo desde el 27 AC al 14 DC. Con él comenzó el periodo del Principado, basado en el respeto al rey y a las instituciones previas. A pesar de ello, adquirió los títulos de princeps civium et senatus. Acumuló los poderes del imperium y la potestas, además de nombrarse pontifex maximus, lo que le hizo controlar la administración civil y militar del imperio. Finalmente, tenía bajo su mando el tesoro público (aerarium) y la propia guardia pretoriana a modo de escolta llamada cohors praetoria, al mando de la cual había un prefecto de pretorio.
Las Dinastías del Imperio Romano
A partir de Octavio se sumaron 44 territorios o provincias al imperio distribuidas en dos categorías: senatoriales, sumisas a Roma e imperiales, donde se necesitaba la presencia de tropas para gobernarlas. Además, en el Imperio Romano hubo las siguientes dinastías: Julio-Claudia que comienza con Octavio Augusto y sigue con los emperadores Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. En este periodo se incorporaron los territorios de Egipto, Mauritania, Germania y Britania Meridional. Flavia: que comienza con los emperadores Galba, Oton, Vitelia, Vespasiano, Tito y termina con Domiciano. Se produjo una sublevación de judíos y se conquistó la parte norte de Britania. Antonina: que comienza con el mejor emperador, Trajano, que conquistó la actual Rumania y le siguieron otros emperadores Adriano, Antonio Pío, Marco Aurelio y Comodo. Severa: que comienza con Septimo Severo y acaba con Alejandro Severo. Roma ya no conquistó territorios, sino que tenía que defender lo conquistado, dado que otros pueblos bárbaros avanzaban y ansiaban el poder de Roma.