Seguridad Ciudadana: Un Enfoque Integral para la Prevención del Delito

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Observar el fenómeno de la inseguridad desde todos los ángulos permite entender que sus causas se encuentran principalmente en la desigualdad social, la falta de oportunidades educativas y laborales y el ingreso precario, todo lo cual ha redundado en un incremento de los fenómenos delictivos y de violencia, así como en la fractura de las sociedades y el deterioro del tejido social. En contrapartida, la conciencia de la necesidad de una participación cada vez más activa de la sociedad en los asuntos de interés público ha propiciado la creación de una forma más novedosa de la seguridad, la llamada seguridad ciudadana.

La revisión bibliográfica arroja algunas variantes de las definiciones más difundidas:

  1. La seguridad ciudadana no es solo la lucha contra el crimen, sino también es la creación colectiva de un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas. La seguridad ciudadana no es tarea exclusiva de los policías, serenos o ronderos, sino que incluye a todos los ciudadanos y a las instituciones del Estado. La seguridad ciudadana pone énfasis en las labores de **prevención y control** –antes que de represión– de los factores que generan violencia e inseguridad. Trabajando y demandando una mayor eficiencia en el aparato judicial, una mejor presentación de servicios públicos, entre otras funciones del Estado, estaremos atendiendo el problema de la inseguridad de las personas (Perú, 2003: 163).
  2. La seguridad ciudadana incluye la seguridad jurídica, la seguridad social, la defensa del principio de legalidad y del medio ambiente, la lucha contra la pobreza, el respeto a los derechos civiles y políticos, así como el derecho a tener condiciones económicas y sociales que permitan el desarrollo de todas las potencialidades. Cuando las personas naturales y jurídicas pueden adelantar sus actividades, cuando sin temor a sufrir menoscabo o daño físico, psíquico, social, político, cultural, moral o patrimonial pueden ejercer responsable y libremente sus derechos y libertad, podemos afirmar que tenemos seguridad ciudadana (Delgado Mallarino, 1998: 75).
  3. “(…) puede concebirse de forma amplia como las condiciones que generan un contexto que minimiza los riesgos y potencia el tejido social para que las personas, en tanto ciudadanos sujetos de derechos, puedan desarrollarse de acuerdo a los proyectos de vida que han definido”. (García y Zambrano, 2005: 69).

Si bien es cierto que la seguridad ciudadana surge de la noción de orden público, su visión compartida de la tarea de gobierno y ciudadanía, además de su propuesta de una política preventiva y no punitiva, hacen que responda con mayor certeza a las problemáticas actuales en materia de seguridad. Se parte entonces de que la seguridad es una tarea compartida y no exclusiva de la policía, sino incluyente, de ciudadanos (en sus diversas formas de organización, como clubes, ligas, ONG y asociaciones civiles) e instituciones gubernamentales.

Una expresión muy popular en las corporaciones policiacas es que no se puede tener un policía en cada esquina, pero sí a una persona en cada casa que desde la conciencia crítica de ciudadanía apoye a las instituciones a través de la prevención y contra la delincuencia. Es decir, la noción de seguridad ciudadana incorpora al ciudadano en la formulación y ejecución de las políticas de seguridad, por lo tanto “la policía sería una consecuencia de las demandas sociales, operaría como una self-policy, una policía de carácter civil y local, proactiva y enfocada al servicio del civies, de la comunidad. Aquí los ciudadanos están interesados en colaborar con la actuación policial, pues les interesa la seguridad como un bien público” (Brotat, 2002).

En la seguridad ciudadana predomina la sensación de confianza, pues el Estado debe ser garante de la vida, la libertad y el patrimonio ciudadano.

La Participación Social como Pilar de la Seguridad Ciudadana

Es requisito indispensable la participación social para mejorar las condiciones de sociabilidad y, por tanto, de seguridad. De acuerdo con García y Zambrano, “el concepto de participación se tiende a usar en dos sentidos; uno el ser partícipe de, es decir recibir prestaciones y disponer de servicios, y la otra tomar parte en ello, es la capacidad de desarrollar iniciativas, tomar decisiones, ser parte activa de un proceso. La primera acepción entiende la participación como un elemento legitimador de poder, un mecanismo de integración; la segunda en cambio entiende la participación como un elemento de transformación en el que todo el mundo tiene un papel protagonista.” (García y Zambrano, 2005: 71).

En México se está desarrollando una cultura de participación ciudadana cada vez más activa con acciones tendentes a mejorar la seguridad. Ejemplo de ellos son los observatorios ciudadanos que “se empiezan a constituir en grupos sociales atentos y vigilantes ante lo que hace el gobierno, exigiendo cumplimientos y haciendo propuestas o cuando menos en una auditoría social” (Baena, 2009: 264). El propio gobierno federal ha impulsado proyectos de participación ciudadana para la prevención social de la violencia y la delincuencia, a través de diversos programas, como el subsidio a municipios y demarcaciones territoriales del Distrito Federal para fortalecer sus funciones en materia de seguridad pública (Subsemun).

Debilidades y Fortalezas de la Seguridad Ciudadana

Una de las debilidades de la noción de seguridad ciudadana está en el adjetivo, que puede resultar excluyente. Sin embargo, el mismo adjetivo remite a la naturaleza jurídica de la ciudadanía y, en particular, a la expresión de ciudadanía social expuesta por T. H. Marshall (1997) en sus ensayos pioneros sobre ciudadanía y clase social. La seguridad ciudadana se vincula sobre todo con el desarrollo humano, al tiempo de que se pone énfasis en el combate a la violencia a través de la prevención del delito, la participación ciudadana y la inclusión social.

La seguridad ciudadana ataca las causas inmediatas que hacen surgir la violencia, pero también se orienta a las causas fundamentales, para lo cual se apoya en varios sectores que permiten una política transversal. En este sentido, en una localidad (sea un municipio o un condado) la seguridad ciudadana incluye lo mismo luminarias suficientes y espacios públicos dignos, que el fomento de proyectos. Con respecto a las nociones vistas previamente, la de seguridad ciudadana tiene las siguientes características:

  • A diferencia de la seguridad nacional, la seguridad ciudadana incorpora el aspecto territorial, al que concibe como una parte sustancial del bienestar de la población, más que como un objetivo en sí mismo.
  • Por lo que se refiere a la seguridad pública, hay una diferencia notable: el mantenimiento del orden público es resultado del ejercicio de las libertades y no de la política punitiva.

Diferencias entre Seguridad Pública y Seguridad Ciudadana

El siguiente cuadro resume nueve diferencias entre seguridad pública y seguridad ciudadana:

SEGURIDAD PÚBLICASEGURIDAD CIUDADANA
Paradigma: Razón de EstadoParadigma: Estado democrático de derecho
La seguridad es una atribución del poderLa seguridad es una condición de libertad expresada en un derecho ciudadano
El objetivo de la seguridad es el orden público (estático)El objetivo de la seguridad es garantizar el ejercicio de las libertades (dinámico-valoración compleja entre los derechos y su protección)
La seguridad es un fin en sí mismoLa seguridad es un medio (instrumento) para alcanzar los fines superiores de la democracia (DD. HH.)
La responsabilidad de la seguridad se reserva al Estado y funciona como mecanismo de poderLa responsabilidad recae en gobierno y gobernados, e involucra intercambios y controles horizontales
Individuo-ciudadano (espectador)El Individuo-ciudadano establece una relación activa con su derecho a la seguridad
El aparato de Estado opera al margen de los ciudadanos (estática)Las instituciones, en un plano de intercambio, logran adaptarse ante el cambio social (dinámica)
Ciudadanos e instituciones en paralelo: control y confianza innecesariosEl control y la confianza son factores reguladores de la relación entre instituciones y ciudadanos
Calidad baja o nula en el servicio, “decisionismo” e intuiciónPerfil institucional progresivamente técnico-profesional

Elaboración propia con base en López (2004: 228).

  • La seguridad ciudadana y la seguridad humana coinciden en que, en términos generales, la seguridad es un tema multifactorial. Sin embargo, la seguridad ciudadana tiene como objetivo primordial la prevención social de la violencia y el combate a la delincuencia a partir de la inclusión social en busca del desarrollo de la sociedad, en tanto que para la seguridad humana el desarrollo solo es uno de los elementos a considerar.

La seguridad ciudadana propone la multicausalidad para entender el fenómeno de la inseguridad, y sus soluciones son también múltiples. Con ello presenta una noción de seguridad que no se concentra en los cuerpos policiacos y en la prevención más que en la represión. En otras palabras, la seguridad ciudadana integra un modelo proactivo en lugar de uno reactivo, y más que por el dominio del Estado, se inclina por la corresponsabilidad Estado-ciudadano.

Reflexiones Finales

Hace tiempo un policía municipal nos hacía la siguiente pregunta: “¿Cómo son las casas en México?”, y sin darnos oportunidad de contestar, me dijo: “tienen muros altos, rejas, ventanas con protecciones, alarmas de seguridad, y si son grandes fraccionamientos, hay policías en las entradas.” Su descripción recuerda una cárcel. Esta anécdota encaja en el fenómeno que ha caracterizado a México en los últimos años: el país ha vivido un conflicto armado sin rebelión como consecuencia de una política de seguridad alejada de la gente. Este planteamiento también es sostenido por Sarsfield (2013), quien señala que se vive en México una guerra civil.6 La figura del policía está totalmente desgastada y es muy difícil encontrar una opinión favorable sobre los cuerpos de seguridad, incluso entre sus propios integrantes. Hay un distanciamiento indiscutible entre la autoridad y la población. Sin confianza ciudadana en las autoridades y políticas de seguridad, la violencia encuentra un espacio propicio para su desarrollo; parafraseando a Karl Korsh, la violencia crece cuando se acaban los hábitos de obediencia social.

Aunado a lo anterior, el crecimiento acelerado de las zonas urbanas ha afectado negativamente la convivencia vecinal propiciando otro espacio favorable a la violencia. Muchas casas son ocupadas por diferentes personas en lapsos cortos y la gente no conoce a sus vecinos; además, hay desinterés por la problemática que les es común.

Los estudios para la paz han advertido de la necesidad de “construir las paces”, en el sentido más amplio de la expresión, para que los planes y programas gubernamentales definidos para resolver el problema de la inseguridad vayan al fondo del problema y a sus causas. Hacer las paces por la seguridad implica crear más espacios para la convivencia vecinal y regenerar el tejido social mediante la participación ciudadana, generar oportunidades de desarrollo económico y social, y contribuir a la dignificación de las corporaciones policiacas. No se trata de reemplazar al Estado, sino de contribuir en la tarea de gobernar desde la esfera de la ciudadanía.

La prevención social de la violencia es sólo un camino para combatir la inseguridad. Desde la perspectiva de la seguridad ciudadana, la participación activa de la comunidad en los aspectos preventivos hace más fácil el trabajo reactivo de la policía, pero es indispensable que desde los gobiernos haya políticas de inclusión ciudadana que permitan una toma de decisiones más apegada a la realidad social.

6 La guerra civil, siguiendo a Sarsfield (2013), es definida como un conflicto armado entre grupos rebeldes entre sí y/o contra el gobierno que se disputan el control del territorio y el Estado.

En síntesis, los estudios para la paz proponen la construcción de ciudadanía como una tarea fundamental para disminuir la inseguridad, y cualquiera que sea el adjetivo con se califique la seguridad, vincularla a los procesos de paz supone un mejor nivel de desarrollo social.

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