El Siglo XVIII en España: Ilustración, Neoclasicismo y Prerromanticismo

Clasificado en Lengua y literatura

Escrito el en español con un tamaño de 4,11 KB

El siglo XVIII en España significó la pérdida de las posesiones del imperio. Con Felipe V comenzó la dinastía francesa de los Borbones y la política española se vio influida por Francia. Esto facilitó el asentamiento del despotismo ilustrado y la entrada de las ideas de la Ilustración, que preconizaba la supremacía de la razón y la inteligencia, y supuso la revisión de las ideas y creencias tradicionales. La sociedad estaba sumida en el analfabetismo, por lo que se creó la RAE en 1713.

El Neoclasicismo Literario

El neoclasicismo es la tendencia literaria dominante en la época e implica la restauración de los principios y modelos clásicos. La literatura de este periodo se rige por la razón, el espíritu crítico de los autores ante el mundo, y se atiende a las reglas del buen gusto de la obra, influenciada por la Poética de Luzán, con una intención didáctica que ha de enseñar deleitando. Los autores persiguen la claridad y la adecuación, rechazando la literatura barroca.

Transición al Prerromanticismo

Al final del siglo, los autores se rebelan y ensalzan el sentimentalismo por encima de la razón, marcando el inicio del prerromanticismo en el siglo XIX.

El Teatro del Siglo XVIII

El teatro del siglo XVIII, inicialmente, representaba un teatro popular con tintes barrocos con el objetivo de entretener. Destacaban los sainetes, piezas cortas y humorísticas sobre costumbres populares, con un lenguaje coloquial y uso de recursos como la caricatura. La obra más importante es el Cuadro de costumbres de Ramón de la Cruz. Los dramaturgos ilustrados mantenían que el teatro debía contribuir a la educación y reforma, e impusieron la ideología reformista. Los autores asumieron las normas clásicas: las unidades de lugar, tiempo y acción; la separación de lo trágico y lo cómico; la verosimilitud de la acción y el decoro en el lenguaje.

Tragedia y Comedia Neoclásica

En la tragedia clásica sobresale Raquel de Vicente García de la Huerta, que plantea conflictos entre la nobleza y el pueblo en los que la nobleza sale triunfante. Leandro Fernández de Moratín impregnó sus obras del didactismo neoclásico y llevó a escena el tema de la libertad que han de tener las hijas en la elección de marido. Sus obras son La comedia nueva y El café, que critican a los malos autores dramáticos y las disparatadas comedias posbarrocas. El sí de las niñas aborda su tema predilecto.

El Ensayo en el Siglo XVIII

El ensayo es un género literario fuerte en el siglo XVIII; el didactismo impregna las obras ensayísticas.

Principales Ensayistas

  • José Cadalso: Noches lúgubres son monólogos y diálogos en prosa que el protagonista manifiesta durante tres noches en un ambiente tétrico lleno de motivos prerrománticos. Expone meditaciones pesimistas sobre diversos aspectos con un estilo cercano al lenguaje poético. Cartas marruecas es una obra perteneciente al género epistolar, que traza una visión crítica de la España de la época con un tono satírico o serio y aporta remedios para evitar la decadencia.
  • Benito Jerónimo Feijoo: Es el mejor ensayista de la primera mitad del siglo con obras como Teatro crítico universal, donde critica la filosofía escolástica y los males que impiden avanzar al país. Manifiesta la importancia de las ciencias naturales y la experimentación, y trata cuestiones literarias, teológicas y morales. Une a su conocimiento un sentido crítico y un estilo claro y sencillo.
  • Melchor Gaspar de Jovellanos: Es un político ilustrado de la segunda mitad del siglo. Sus obras ensayísticas se centran en los problemas de España, reflexiona sobre la situación y apuesta por la reforma y la modernidad, proponiendo soluciones factibles. Usa prosa sobria y fluida con valores literarios. Obras destacadas son Memoria de espectáculos y diversiones públicas, Memoria sobre la educación pública e Informe sobre el expediente de la ley agraria.

Entradas relacionadas: