Que significado tiene la familia en edipo rey

¿Qué Dios?

Un Dios sin novedades que lo tiene todo planificado, codificado, y la persona solo tiene que seguir las reglas establecidas; ese Dios ya no aporta nada nuevo a sus seguidores.

Un Dios 'tapa-agujeros' al que el creyente acude solamente cuando tiene problemas y pretende que los resuelva favorablemente a la conveniencia de cada cual. Este Dios hace milagros cumpliendo las demandas que la gente le presenta.

Un Dios perfeccionista que no admite errores, todo lo quiere a la perfección porque él es perfecto. Este Dios no tolera las faltas, y le irrita que se hagan las cosas incorrectamente.

Un Dios comerciante que vende la salvación a cambio de que sus seguidores hagan lo que él pide para sentirse complacido.

Este Dios pide cuentas rigurosas.

Los profetas mensajeros de Dios

Dios se comunica con su pueblo a través de los profetas. Moisés, Samuel, Elías, Isaías y Jeremías son algunos de los grandes

profetas de la Biblia. El profeta no es elegido por el pueblo ni hace esta tarea por voluntad propia: es Dios mismo el que le llama y se le revela.

El profeta, como centinela de la alianza, es enviado para pronunciar con fidelidad el oráculo o Palabra de Dios, denunciar la injusticia y el incumplimiento de la alianza por parte del pueblo, anunciar el plan de salvación de Dios para quienes confían en él, e invitar a renunciar al pecado y la idolatría.

Una revelación en la historia

La revelación del Antiguo Testamento no se desarrolló en un tiempo mítico, sino en la misma historia humana. Abrahán fue llamado por Dios en un momento concreto de su vida y en una ciudad real de Mesopotamia; Moisés recibíó la ley en un lugar y tiempo determinados; David fue elegido de entre los miembros de una familia de pastores para llegar a ser el rey de Israel, etc.

De esta forma, los acontecimientos históricos adquieren una dimensión nueva y dan a la historia un sentido, una dirección:

se convierten en portadores de las intenciones de Dios.

Israel vivíó los períodos de crisis como oportunidades para volver de nuevo a Dios, que es quien puede intervenir en cada instante, manifestar su voluntad y cambiar el rumbo de los acontecimientos.

Así pues, la salvación se realiza en la historia temporal, y está vinculada a una sucesión de acontecimientos. Para los cristianos, el acontecimiento único y definitivo es la irrupción de Cristo en la historia.