El Poder Simbólico de la Luz y el Sonido en la Obra
Clasificado en Plástica y Educación Artística
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Iluminación y Efectos Sonoros
La Evolución de la Luz y el Sonido a lo Largo del Drama
La obra se inicia con una luz clara que va oscureciéndose progresivamente hasta llegar al final a la tenebrosa oscuridad de la cárcel. La acotación final nos indica, entre otras noticias, la reaparición de la luz irisada. De igual manera, la música que se escucha al comienzo y que crea un clima idóneo para la ensoñación, abre y cierra la obra. Ambos elementos, luz y sonido, adquieren una fuerte carga simbólica y contribuyen de manera especial a dotar a la obra de una estructura cíclica y circular.
Veamos cómo los elementos lumínicos y sonoros evolucionan a lo largo del drama. La obra se inicia con una luz clara que va oscureciendo progresivamente hasta llegar al final a la tenebrosa oscuridad de la cárcel. Resulta afectado el paisaje, parte de él se transforma en el corredor de la prisión, y el resto, que se percibe a través del gran ventanal, comienza a oscurecerse. El teléfono también deja de funcionar, tiene lugar la escena en la que Tulio invita a soñar a Tomás, en la que aparecen risas y bromas; sin embargo, se produce un enorme contraste: La obra ha sido un sucesivo desarrollo del camino de Tomás a la vida real; pero todavía falta el último cuadro, en el que ya no hay ventanal sino un lienzo de pared gris. Tomás aún empleará la locura al tratar de encubrir la muerte de Max. Pero la situación es muy distinta, pues ahora Tomás domina su imaginación. La Fundación ya no es una huida, sino un arma contra los carceleros para conseguir el traslado a las celdas de castigo y, desde ahí, la posible liberación.
La Música como Elemento Clave
Volviendo a la música, el fragmento se escuchará repetidamente hasta que la acción lo corte, y será repetido al final, cuando la Fundación vuelva a imponerse con la llegada de nuevos inquilinos. La música inicial crea el escenario adecuado para el comienzo de una alucinación y deja al final el camino abierto para nuevas situaciones. La estancia se convierte en un locus amoenus, en un lugar idealizado, la Arcadia, el Paraíso recobrado… todo ello en la mente de Tomás, que es lo que percibe el espectador. Sin embargo, se trata también de un locus conclusus, un lugar cerrado: todo sucede en una habitación lujosa (aunque con disonancias) que luego resulta ser la celda de una prisión; ese lugar cerrado se corresponde también con la mente de Tomás.
Conclusión: La Importancia de la Iluminación y el Sonido
Por todo ello, podemos concluir que existe una perfecta adecuación entre la forma y el contenido, para lo cual resultan esenciales estos dos elementos escenográficos: la iluminación y los sonidos.