Sistema Monetario Británico Siglo XVIII: Patrón Oro, Banca y Crisis de Convertibilidad
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Orígenes y Evolución del Sistema Monetario Británico (Siglos XVIII-XIX)
Las transacciones internacionales requieren un sistema monetario capaz de facilitar el comercio que se lleva a cabo con una variedad de monedas nacionales. A lo largo de la era moderna, se fueron consolidando mercados internacionales de divisas que facilitaron el comercio internacional gracias a la introducción de determinadas innovaciones financieras.
El Siglo XVIII: Mercados de Divisas y el Patrón Oro de Facto
En el siglo XVIII, Bruselas y Londres eran los mercados de cambios más importantes de Europa. Durante este periodo, Gran Bretaña disfrutó de la ventaja de disponer de un sistema monetario y bancario altamente desarrollado.
A lo largo del siglo XVIII, Inglaterra fue evolucionando hacia un sistema de patrón de oro de facto. Como el precio de la plata era mucho más alto en Europa continental o en Lejano Oriente, los comerciantes ingleses preferían comprar plata al precio inglés y transportarla a la Europa continental y al Lejano Oriente a cambio de oro. El resultado fue la desaparición de las monedas de plata. Aunque todavía no de derecho, Inglaterra había adoptado el patrón oro.
En la década de 1770, se reconoció formalmente con una reforma de la acuñación que volvió a poner en circulación las pequeñas monedas de oro y limitó el curso legal de la plata a los pagos que no excediesen de 25 libras. También se empleaban otros medios de pago como el cheque y los billetes de banco. El Banco de Inglaterra los emitió para sus depositantes desde el primer momento y se utilizaron libremente como equivalente a la moneda en metálico para el pago de las deudas entre individuos.
Dinámica Monetaria y Bancaria en Gran Bretaña
Durante este periodo, el volumen de dinero en circulación dependía esencialmente de la oferta de oro al Banco de Inglaterra, y esta a su vez dependía en parte de la demanda y de la oferta mundiales de oro y de la balanza comercial británica. La capacidad del Banco de Inglaterra de poner en circulación las monedas de oro dependía del precio al que tenía que pagar el oro en el mercado mundial y, por consiguiente, de los intercambios con el exterior. Había una relación entre la oferta de billetes de banco y la del oro.
La complicación era que no solo emitía billetes el Banco de Inglaterra, sino también los bancos provinciales de Inglaterra y los bancos de Escocia. Los billetes del Banco de Inglaterra no eran de uso común fuera de Londres.
Los problemas del transporte rápido entre Londres y las regiones y el peligro del bandidaje hacían que los comerciantes no estuviesen muy dispuestos a transportar grandes cantidades de dinero metálico entre Londres y las provincias. Los que querían disponer de dinero metálico y de billetes para las transacciones cotidianas, les era más cómodo recurrir a los bancos provinciales.
En las dos últimas décadas del siglo XVIII y las tres primeras del XIX, los billetes emitidos por los bancos provinciales tenían el mismo orden de importancia que los billetes emitidos por el Banco de Inglaterra. Los banqueros del siglo XVIII eran puras instituciones con propósito de lucro, que solo tenían obligaciones con sus accionistas y depositantes. El Banco de Inglaterra operaba de forma similar.
En aquel sistema, los límites de crédito y de la emisión de dinero dependían del volumen de los depósitos y del clima de confianza pública. Del mismo modo, los bancos provinciales, cuya reserva consistía en billetes y en dinero metálico, no podían pagar más de lo que podían llegar a necesitar.
La Suspensión de la Convertibilidad en 1797 y sus Consecuencias
Esta situación perduró hasta 1797, cuando se suspendieron súbitamente los pagos en efectivo y se liberó al Banco de Inglaterra de su obligación de convertir los billetes en oro.
Causas de la suspensión de la convertibilidad:
- Importantes salidas de dinero que estaba sufriendo el país.
- La confianza del país se quebró ante la situación de guerra de la Francia revolucionaria.
- El comercio británico tuvo que afrontar las dificultades de la guerra.
- Nivel de confianza comercial baja.
- La mala cosecha de 1795 provocó que las importaciones superaran a las exportaciones y aumentaran las salidas de oro.
- Los elevados gastos bélicos del gobierno, los subsidios y los préstamos constituyeron otras tantas presiones sobre la balanza de pagos.
El Banco intentó reducir sus deudas limitando los descuentos. El desembarco de una pequeña fuerza francesa en Fishguard provocó el pánico. La gente se precipitó a los bancos provinciales, y estos a su vez presentaron los billetes al Banco de Inglaterra exigiendo la reconversión en metálico, y todo el sistema se hundió. El gobierno, enfrentado con el problema de organizar una gran guerra europea, no se atrevió a arriesgar sus propias reservas de oro.
En 1797, se prohibió al Banco de Inglaterra hacer pagos en oro o plata, excepto a las fuerzas armadas situadas en el extranjero. Se autorizó la emisión de billetes de menos de 5 libras y los billetes del Banco de Inglaterra adquirieron por primera vez curso legal. Tras la suspensión de la convertibilidad, el crédito continuó expandiéndose y los precios tendieron a subir por las malas cosechas y las condiciones de la guerra. La libra se devaluó.