La Sociabilidad Humana y su Dimensión Espiritual: Claves para una Sociedad Justa
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La Sociabilidad Humana y su Dimensión Espiritual
La ciencia moral estudia el comportamiento necesario para que el ser humano alcance su plenitud y felicidad. Para ello, es esencial conocer la verdad sobre el hombre. Uno de los elementos clave es la sociabilidad: el ser humano no está destinado a la soledad, sino que es un ser social por naturaleza. La vida social es una dimensión natural, esencial e ineludible.
El ser humano necesita comunicarse con sus semejantes, lo que lo distingue de otras criaturas. Las relaciones sociales y el trato con los demás perfeccionan a la persona en todas sus cualidades y la capacitan para cumplir su vocación. El prójimo se convierte en la imagen viva de Dios.
La Sociedad y sus Vínculos
La sociedad tiende a establecer diversos tipos de asociaciones para alcanzar diferentes finalidades. Las metas humanas y los vínculos sociales dan lugar a un mosaico de sociedades. El catecismo describe la sociedad como un conjunto de personas unidas por un principio que supera a cada individuo. A través de ella, cada persona se constituye y recibe talentos que enriquecen su identidad.
Valores Espirituales y la Construcción Social
Para construir una sociedad sólida, es necesario valorar los valores espirituales y las relaciones de amistad que se desarrollan a través del amor y la autodonación. El principio que guía la presencia cristiana en la vida social es la edificación de una sociedad, desde la familia hasta la humanidad entera.
El Crecimiento Personal y la Sociedad
El crecimiento interior de la persona es la única vía que da resultados. De ahí la necesidad de promover iniciativas personales y colectivas. Cada persona posee una dignidad singular que el estado y el mercado deben servir. La sociabilidad afecta a todas las dimensiones de la persona.
Una antropología integral muestra que el fundamento de la dignidad humana reside en que la persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios y que su fin último se encuentra en Él. Toda su conducta está presidida por la verdad. Una antropología que ignora la apertura trascendente del ser humano desconoce el espíritu.
El Orden Social y la Trascendencia
Cuando una sociedad no se construye comenzando por los valores trascendentes para luego ocuparse de los sociales y materiales, se producen desórdenes. Un orden social estable requiere un fundamento sólido: Dios, quien da significado y valor a la persona, la sociabilidad y el actuar del hombre en el mundo, a través de Jesús y su espíritu.
La Conciencia Religiosa y el Progreso Social
La auténtica solución a los problemas requiere fortalecer la conciencia religiosa, potenciar la visión espiritual y cultivar el sentido de lo sagrado. Es necesario que los cristianos progresen para favorecer el perfeccionamiento de la sociedad. Cuando se pretende mejorar la sociedad sin empeñarse en el adelanto personal, se producen decepciones, como muestra la historia. La moralidad personal y la sociedad evolucionan en la misma dirección. Es necesario que, junto a la preparación profesional y técnica, se estimule la formación moral y espiritual. La religión es la finalidad, el bien de todo hombre y de cada hombre.