Sociedad y Economía en España (1900-1930): Desafíos y Crisis del Sistema
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Estructura Social y Económica en España (1900-1930)
Crecimiento Demográfico y Hacienda Pública
El crecimiento de la población española era lento a principios del siglo XX, caracterizado por una mortalidad relativamente alta y una baja esperanza de vida. La Hacienda Pública, por su parte, sufría un déficit crónico. El sistema tributario se consideraba injusto y desequilibrado, con una fuerte dependencia de los impuestos indirectos al consumo. Además, existía una notable falta de impuestos efectivos sobre las rentas del capital y el trabajo, agravada por el fraude fiscal y las exenciones que beneficiaban a las grandes fortunas y propiedades.
Evolución Social (1900-1930)
Entre 1900 y 1930, aproximadamente el 60% de la población activa española se dedicaba a la agricultura y la ganadería. La industria ocupaba a un 16%, mientras que el sector servicios representaba alrededor del 19%. Estos datos reflejan un atraso significativo en comparación con las economías europeas más avanzadas de la época.
La estratificación social mantenía las desigualdades heredadas de la Restauración:
- Clases altas: Una minoría muy poderosa.
- Clases medias: Débiles y poco representativas.
- Clases bajas: Constituían el 65% de la población, mayoritariamente campesinos.
Las condiciones laborales eran extremadamente duras. En las industrias textiles catalanas y la minería vasca, las jornadas de trabajo alcanzaban las doce horas, con salarios inferiores a tres pesetas diarias. La situación era aún peor para los jornaleros andaluces y extremeños, así como en las regiones minifundistas de ambas Castillas. La miseria se veía agravada por factores climáticos, la pobreza del suelo y el escaso número de días de ocupación laboral.
Esta combinación de factores, incluyendo la escasez crónica de alimentos y educación, contribuía a una pasividad social que, por un lado, fortalecía el clientelismo político hacia los caciques y, por otro, dificultaba una rebelión social a gran escala.
La Crisis de 1917 y la Dictadura de Primo de Rivera
Esta etapa estuvo marcada por el reformismo y el regeneracionismo. En el ámbito económico, se buscaba superar el déficit generado por la Primera Guerra Mundial y la pérdida de las colonias en 1898, principalmente a manos de Estados Unidos. El fin del regeneracionismo se produjo entre 1913 y 1917, coincidiendo con la Primera Guerra Mundial y la crisis general de 1917.
Las propuestas de reforma económica del ministro de Hacienda, Santiago Alba, que incluían una reforma fiscal con nuevos tributos sobre los beneficios empresariales y proyectos de inversión pública en educación, infraestructuras y regadíos, se vieron frustradas en gran medida. El sistema caciquil, mientras tanto, permanecía intacto.