El Soneto Proemial de Herrera: Estructura, Pasión y Petrarquismo en el Siglo de Oro

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Cuestión Compositiva: El Soneto Proemial de Herrera

El poema comentado utiliza una fórmula muy recurrente en la organización del soneto en el Siglo de Oro: 11 + 3. Además, se trata de un soneto proemial o prólogo. Este sigue el canon petrarquista, ya que ambos están escritos desde una madurez sentimental y humana, con la conciencia de haber errado en su pasión.

Los dos primeros cuartetos y el primer terceto describen, en primera persona, un sentimiento desgarrador sobre la fugacidad del tiempo y la felicidad. El último terceto sintetiza lo expuesto en los once versos precedentes y concluye con una idea sintética que completa el sentido del poema: la injusticia de amar sin ser correspondido.

El primer bloque se caracteriza por una contradicción moral: arrepentirse de haber amado, aunque sienta un gran orgullo por su creación poética. El segundo se caracteriza por el paso del orgullo a la vanidad, puesto que se proporciona una imagen guerrera al haber logrado labrar su labor poética como salvadora de su pena.

Recorrido Temático por las Estrofas

En los versos primero y segundo, se hace referencia a la valentía en contraposición a la cobardía, puesto que la primera "desprecia" a la segunda. Después, en los versos tercero y cuarto, declara que cuanto más perdía la esperanza, más ganas de amar sentía. En el segundo cuarteto, se arrepiente de "haber gastado" la etapa de su juventud y se da cuenta del daño que le ha causado, pero ya no puede volver atrás. Por lo tanto, maldice su parte instintiva, que se supedita a su parte racional. En el primer terceto, declara que tal vez intenta deshacerse de la angustia amorosa, pero no tiene fuerzas para hacerlo. Además, manifiesta que la amada le ha dado la razón de vivir y, por lo tanto, de escribir, pero es cruel e insensible. La crueldad de la dama convierte al amante en un náufrago en medio de un mar tormentoso, cuyas altas olas le impiden llegar a puerto seguro. Finalmente, en el segundo terceto, reconoce su enfado, puesto que encuentra injusto amar "tan mal" a quien le dedica toda su vida.

La Visión de Herrera: Amor, Sufrimiento y Poesía

En definitiva, Herrera acepta su furor y su inclinación irracional hacia su amada. Siente una gran angustia y decepción al darse cuenta de que tiene que aceptar ese sufrimiento, puesto que es el motivo por el que escribe poesía. Sabe que amar es sufrir y que se ha entregado por y para la amada, en espera de su amor correspondido. Sin embargo, llega al abandono total por la poca fuerza de voluntad y la sumisión para conseguir el deseo de su amada.

Paralelismo con Petrarca

Petrarca también hace una recapitulación de su vida amorosa y muestra el cansancio del dolor. La diferencia entre los poemas prólogo de Herrera y Petrarca es que el primero escribe el poema sin demostrar ningún deseo de claudicar. Esta primera composición nos introduce la "expresión de un espíritu desgarrado por el choque de dos pasiones contrarias: la audacia y el temor".

El Amor Cortés en la Obra de Herrera

Refleja las normas del amor cortés: la idea del amor como servicio, la sumisión del poeta a la amada, la servidumbre sin esperar galardón. El tormento sufrido por el amor es considerado la mayor honra. También aparece el amor cortés en la idea de la pérdida de la cordura como señal de verdadero amor, puesto que Herrera entabla un combate entre la razón y la pasión.

Influencias y Símbolos: Petrarquismo y la Figura de Luz

La tradición poética en la que se inserta la obra de Herrera participa del petrarquismo: el platonismo y los tratados de amor son las corrientes que recoge el Canzoniere de Petrarca. Luz es la amada que se presenta como eje conceptual y ser modélico. La amada es la guía, la luz que conduce al poeta hacia el cielo. Es ella, esa luz que ilumina la ascensión del amante. Luz como el centro del universo poético herreriano.

La Búsqueda de Liberación

Por otro lado, la definitiva liberación solo se produce cuando Herrera comprende la inutilidad de su dolor y el miserable estado en que se halla. Aparece la idea del poeta condenado por su destino a amar y a sufrir, además de estar sujeto a una esclavitud de la que no puede librarse.

Tensión y Exaltación Poética

Por último, hay una tensión amorosa entre la esperanza y el desengaño, cultivada como la engendradora del ser poético que provoca la exaltación de la dama. Esta exaltación viene acompañada por la oposición temor-osadía.

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