La Substancia en Descartes: Res Cogitans, Res Extensa y Dios
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En filosofía, la substancia (del latín sub-stare, “lo que está por debajo”, el sustrato, el sujeto real de unas propiedades) es un concepto fundamental. En Aristóteles, la noción de substancia es el sujeto real de una serie de propiedades que se llaman accidentes. La substancia tiene más consistencia que el accidente y el accidente se apoya en la substancia. La substancia es consistencia en el ser.
Para Descartes, substancia es “aquello que existe de tal manera que no necesita de otro para existir”. Pero él mismo se da cuenta de la dificultad que plantea su afirmación porque si ésta se entiende al pie de la letra, solamente existiría una sola substancia, el Absoluto, la única realidad substancial sería Dios. Sabemos, sin embargo, que Descartes considera también como substancia a la “res cogitans” y a la “res extensa”.
Descartes recurrirá a un concepto que él ha debido conocer por su formación en el colegio de La Flèche regido por los jesuitas. Es curioso que si bien Descartes criticará determinados procedimientos de la escolástica medieval, hay nociones que asimilará. Al fin y al cabo, la noción de substancia, que es aristotélica, fue transmitida por el aristotelismo medieval. Y así aparece también la idea de analogía de substancia recogida por el padre Suárez a partir de la analogía del ser aristotélico según la cual “el ser se dice de muchas maneras” (el ser del árbol es más consistente que el ser del verde ya que el “verde” necesita del “árbol” para existir).
En la Edad Media, el cristianismo aplicará a Dios y a las criaturas el ser de diferente manera. Se dice de forma diferente el ser de Dios (aquel que existe por sí mismo y no necesita de otro para existir) frente al ser de las criaturas (ser cuya existencia necesita de otro para existir). La analogía del ser aristotélico se traspasará a la analogía de la substancia. Y el significado de substancia tampoco será el mismo. No es lo mismo la substancia de Dios que la substancia del Alma y del Mundo. Descartes señala que “substancia” no tiene un significado estrictamente igual aplicado a Dios y aplicado al yo y a los cuerpos. Aplicado a Dios significa el ser absolutamente necesario. Aplicado al alma y a la materia significa que tienen tal consistencia en el ser que, aunque creados por Dios, ellos se convierten en soporte de propiedades y cualidades que se les atribuyen. La substancia viene determinada por los atributos. Descartes llama atributo a aquello que existe únicamente en la substancia y manifiesta su modo de ser. Lo que caracteriza el modo de ser del alma es el pensamiento. Y el atributo o modo de ser de la materia es la extensión. Así que el alma que piensa es inextensa y los cuerpos que son extensos no piensan. Un tercer concepto que pone en juego Descartes es el concepto de modo. Los modos son las distintas cualidades que se pueden dar en una substancia y que no tienen carácter esencial, pueden darse o no y pueden cambiar. Modos del alma serían una idea, un deseo, una duda, un acto de voluntad… Modos de la materia serían un peso, una figura…
Sobre la relación entre las substancias
Descartes mantiene que alma y materia dependen de Dios para su existencia, es decir, son creados (dependencia ontológica) pero una vez creados tienen consistencia y son sujetos reales de unas propiedades. Además, la acción de Dios se manifiesta también conservándolos en el ser. En cuanto al hombre, Dios garantiza además la veracidad del entendimiento humano (siempre y cuando haga un uso adecuado del método y no deje interferir a la voluntad evitando la precipitación y la prevención) y en cuanto a los cuerpos es el origen del movimiento (Dios da el impulso motor que se va transmitiendo de unos cuerpos a otros de manera constante).
Las Tres Substancias Cartesianas
Res Cogitans (alma-yo)
El pensamiento es el atributo del alma. El alma piensa siempre, dormida y despierta. Para Descartes, pensar es tener ideas a diferencia de lo que pensaban Parménides y Platón (pensar es pensar el ser). Descartes distingue tres tipos de ideas: Ideas innatas descubiertas por la razón en su interior (idea del cogito, idea de un ser perfecto, idea de extensión…), Ideas adventicias ligadas a los sentidos (idea de mesa, silla…) e Ideas facticias ligadas a la imaginación (idea de sirena, centauro…). Para Descartes, pensar es toda actividad psíquica y no se reduce únicamente al flujo de ideas (dudar, imaginar, sentir, desear…).
Res Extensa (cosas y cuerpos del universo)
La extensión (longitud, anchura y profundidad) es el atributo de la materia. Su naturaleza es también inerte frente al dinamismo de la mente, lo que derivará en una concepción mecanicista del universo. Al negar la existencia de un principio (telos) autodinámico como había hecho Aristóteles, será necesaria la mano de un relojero, Dios, que otorga el primer impulso a los cuerpos.
Dios
De él dependen ontológicamente para su existencia el alma y la materia que a su vez serán conservadas en su ser por Él. A Dios le atribuye Descartes todas las perfecciones que concibe su mente y le niega todas las imperfecciones tal y como se había hecho en la teología clásica. Dios garantizará asimismo la veracidad del conocimiento humano siempre y cuando se haga uso del método y otorgará el primer impulso al movimiento de los cuerpos.