Tácito: El Historiador de la Época de Plata Romana

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Vida y Obra de Tácito

Historiadores de la época de plata: El título del "más grande historiador de Roma", que Plinio da a su amigo Tácito, se justifica por la personalidad literaria del autor. Toma prestados el material, las interpretaciones y las formulaciones de los antiguos historiadores. Su materia, que examina y selecciona con criterio, se remonta a las fuentes originarias para ofrecer una visión personal de la historia.

Tácito: es un producto de su época. Nacido en tiempos de Nerón, vivió su juventud bajo la tiranía de Domiciano; y a la muerte del emperador pudo dedicarse a la literatura.

La vida pública de Tácito estuvo dedicada a la oratoria, en la que consiguió una fama considerable. Claramente insatisfecho, aún en plena forma como orador, "torció" su camino. Su primera obra en este género es una biografía de su suegro: De vita et moribus Iulii Agricolae.

Desde el año 106-107 d.C., después de abandonar el género oratorio con su Diálogo sobre los oradores, escribió una obra que abarca los hechos desde la muerte de Nerón hasta la muerte de Domiciano, titulada Historiae. A esta le siguen las Historias y los Annales.

Obras de Tácito

Su Agricola es una necrología ampliada hasta convertirla en monografía histórica. En ella, Tácito dibuja la figura de un romano de cuño antiguo que destaca sobre el decadente panorama actual.

Cierra el catálogo de sus obras históricas una monografía titulada Germania, en la que se esfuerza por comprender a un pueblo extraño. A pesar de ello, no duda en reconocer los vicios de estos pueblos: el juego y la bebida. Esta obra es la primera monografía de carácter etnográfico escrita como tal, y no como una mera digresión al estilo de César o Livio.

Pero las dos grandes obras de Tácito son también las más amplias, escritas en serie inversa al estilo de los anales. Tácito es un intérprete y un artista creador, no un mero analista.

Estilo e Interpretación

Su estilo patético llega a conseguir tales efectos que se acerca de un modo admirable a la tragedia, y todo ello sin falsear los hechos y con un escrupuloso sentido de la fidelidad histórica.

Pero el arte no es un fin en sí mismo. Tácito quiere llegar a una interpretación de la historia. Su rotunda negativa al poder está solo insinuada, hasta que es el lector el que llega a tal conclusión.

Tácito se ve libre de ira et studio, pero tampoco aprendió a ser imparcial en el sentido moderno de la palabra. Supera a Salustio como pensador y como estilista, desarrollando sus cualidades hasta sus últimas consecuencias: brevedad, solemnidad e ironía.

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