Tarteso: El Reino Perdido de la Península Ibérica entre Mito y Realidad
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Tarteso: Entre la Interpretación Histórica y el Mito
Tarteso, sin duda, ha sido uno de los temas más recurrentes de la investigación histórica española. Una interpretación arbitraria de las fuentes le otorgó no solo el carácter de primera cultura urbana de Occidente, sino también el de la civilización más rica y la cultura más elevada de toda la protohistoria europea.
El nacionalismo andaluz utilizó a Tarteso para legitimar sus reivindicaciones históricas. Frente a la idea de atraso, se antepone la imagen idílica de un reino muy próspero y desarrollado. Blas Infante, en su obra Ideal andaluz (1915), vinculó Tarteso directamente con la actual Andalucía.
La Influencia de Adolph Schulten
El auge de la cuestión tartésica se debe en gran medida a Adolph Schulten, quien imaginó una antigua y espléndida civilización en el suroeste de la Península Ibérica. Intentando emular a Schliemann, el descubridor de las ruinas de Troya, Schulten se obsesionó con el descubrimiento de lo que imaginaba como la primera civilización de Occidente. En 1924 publicó Tartessos, libro en el que desarrolla la imagen de una espléndida civilización equiparable a las del Antiguo Oriente en términos de antigüedad, conocimientos y progreso. Según su visión, se extendía desde el sur de Portugal hasta Murcia y su capital habría sido arrasada por los cartagineses hacia el 500 a. C.
La obra de Schulten es un relato muy atractivo para los aficionados a la historia antigua, pero desde un punto de vista científico es un producto deleznable, que hay que entender en el ambiente intelectual de la Europa de entreguerras.
La Búsqueda de la Capital Perdida
Schulten trató de hallar las ruinas de Tarteso bajo las dunas del Coto de Doñana, donde realizó infructuosas excavaciones. Tras él, la cuestión de la localización de la ciudad siguió despertando interés, siendo Huelva y Sevilla los lugares más habituales para ubicar la antigua ciudad. El hallazgo del tesoro de El Carambolo (Camas) en 1958 por Juan de Mata Carriazo contribuyó a alimentar la idea de que cerca se pudo encontrar la capital del mítico reino de Argantonio.
El Concepto de Tarteso en la Antigua Grecia
Para los griegos, Tarteso era la zona más allá de las Columnas de Heracles, un lugar idealizado donde ubicaron personajes y escenarios de su universo mitológico. Las primeras menciones datan de finales del siglo VII y principios del siglo VI a. C. Autores como Anacreonte, Estesícoro o Hecateo mencionan Tarteso como un río o como un lugar célebre por la extrema longevidad de sus monarcas. Estamos, por tanto, ante un concepto puramente geográfico.