Teatro de Buero Vallejo: compromiso, ética y tragedia
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Análisis de los personajes de La Fundación
Max, Lino y Tomás
El estudiante debe reconocer el asesinato de Max por parte de Lino, tras descubrir la traición de aquel, convertido en confidente de los carceleros. No es necesario (aunque tampoco debe penalizarse) que la respuesta aporte más información.
El análisis de los tres personajes citados (Max, Lino y Tomás) debe ser preciso. El estudiante podrá recordar el protagonismo de Tomás, quien, abrumado por la culpa de la pasada delación a sus compañeros, se halla enajenado en las primeras escenas, creyendo residir en una Fundación que, paso a paso, irá desvelando su verdadera condición: la de una cárcel en la que esperan la muerte él y aquellos a quienes traicionó. La asunción de esa realidad corre pareja a la recuperación de su lucidez y, con ella, a la redención de una culpa ocasionada en su momento por la tortura.
Las figuras de Max y Lino, enfrentadas en la mencionada escena, ofrecen perfiles diversos en la lucha por la libertad o, al menos, por la supervivencia. Esta última constituye el impulso básico de un Max cuya traición (a diferencia de la de Tomás) no alcanza redención en la pieza. Lino simboliza la acción, el impulso, pero también el ejercicio de una violencia innecesaria e imprudente, que acaba equiparando su actitud a la de sus propios carceleros.
Las presentes indicaciones son, con todo, orientativas, y el corrector habrá de tener en cuenta las consabidas limitaciones de tiempo para la valoración de la respuesta.
Claves ideológicas del teatro de Buero Vallejo: compromiso social y ético
No se esperará una respuesta demasiado extensa a esta pregunta, toda vez que los aspectos estéticos y escenográficos del teatro de Buero Vallejo son contemplados en otro epígrafe del programa. Respecto al propuesto en esta ocasión, el estudiante podría comentar la inquietud existencial que define muchas de las piezas del autor, en las que la búsqueda de la felicidad de sus protagonistas aparece frustrada por las limitaciones personales o por el peso de un entorno casi siempre asfixiante. No es ajena tampoco a Buero Vallejo la preocupación social, la condena de la injusticia, la desigualdad y la opresión por parte de los más poderosos. Todo ello dentro de los límites que la censura franquista y los propios usos del teatro comercial imponían a cierto tipo de revelaciones: es decir, de acuerdo con los cauces de un «posibilismo» que, por lo demás, justifica que buena parte de sus piezas sitúen prudentemente su acción en el pasado histórico.
El teatro de Buero Vallejo adquiere un evidente sesgo trágico, aunque el destino de los hombres aparezca en sus obras marcado más por sus propios errores (o la carga del entorno) que por una oscura fatalidad. Las tragedias del autor pretenden provocar la duda y la inquietud en el espectador, lanzar acaso un interrogante, por medio de un final abierto por el que se filtra, en ocasiones, una esperanza de cambio. El de Buero Vallejo es teatro que invita a la superación, a la lucha por un mundo más justo.
El estudiante podría completar su exposición con el recuerdo de alguna de las obras más representativas del autor, o incluso con alguna pincelada sobre la biografía de quien fue condenado a muerte y finalmente sufrió la prisión por su alistamiento en el bando republicano.