El Teatro Clásico Francés: Autores y Características Principales

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Características del Teatro Clásico Francés

  • Separación de géneros: Tragedia (en verso) y comedia (en verso o en prosa).
  • Distribución de personajes: Nobles para la tragedia y burgueses y plebeyos para la comedia.
  • Tres unidades: Unidad de tiempo, espacio y acción.
  • Cinco actos.
  • Exclusión de excesos: Escenas truculentas, escenografía complicada.

Pierre Corneille

Es considerado el padre de la tragedia francesa. Sus primeras obras fueron comedias deudoras del Renacimiento, de enorme éxito en los escenarios de París. Su primera gran obra es El Cid (1636), inspirada en Las mocedades del Cid, del español Guillén de Castro. El Cid fue criticada por la Academia Francesa, ya que no respetaba las rígidas reglas que imponía el teatro clasicista: mantener la unidad de tiempo, de espacio y de acción. Corneille abandonaría pronto este esquema de producción para dedicarse de lleno a la tragedia, género que cultivó con singular maestría. Fue siempre reconocido por haber diseñado el modelo de tragedia francesa, que desarrolló Racine. El conjunto de su obra se caracteriza por el vigor de su estilo oratorio y la apasionada fuerza y grandeza moral de sus héroes.

Jean Racine

Con Jean Racine triunfa plenamente la tragedia clásica. Sus piezas, de gran belleza formal, tienen una escasa complicación argumental pero una enorme fuerza en la representación de las pasiones humanas irrefrenables. Los personajes son nobles griegos o exóticos, y entre ellos se establece siempre el debate de la pasión, del amor, de la ambición, del dominio. Su obra maestra es Fedra, sobrecogedor análisis de la pasión y la culpa. Inspirada en Eurípides, escenifica la imposible pasión de la protagonista por su hijastro, el bello Hipólito. En el orden escénico, sus obras son un modelo de sobriedad. El espacio es esquematizado y el lenguaje lapidario, rotundo y solemne.

Molière

Molière es el creador de la comedia moderna, en la que funde los elementos cómicos de la farsa tradicional francesa e italiana (la Commedia dell'arte), con descripciones de las costumbres, vicios y virtudes de su tiempo, y con un penetrante análisis de la psicología de los personajes —verosímiles, extraídos de la sociedad, reconocibles por el público—, todo ello ensamblado con una extraordinaria habilidad teatral y con unos diálogos muy vivaces. Su objetivo era el de divertir al gran público, pero a través de la diversión consiguió hacer una crítica de la falsedad e hipocresía de su época. Dio vida a una serie de personajes y de debilidades humanas a los que pone en ridículo en sus obras: el avaro amante del dinero en El avaro. En algunas obras, la sátira de Molière se tiñe de amargura y pesimismo, lo que da lugar a las llamadas «obras graves».

La anécdota del color amarillo

En 1673, Molière, afectado de tuberculosis, estaba interpretando como actor El enfermo imaginario, la última obra que escribió. Durante la representación sufrió un ataque repentino que acabó con su vida. Dado que su personaje iba con un traje de color amarillo, desde entonces se considera que el amarillo da mala suerte a los actores en la representación, por lo que se tiende a evitar ese color para la indumentaria.

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