El Teatro Español desde 1939: Tendencias, Autores y Obras Clave

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Las Dificultades de la Posguerra

Las duras condiciones de la posguerra afectaron profundamente a la creación literaria en España. La producción teatral, en particular, se enfrentó a numerosas dificultades, quedando relegada a un mero espectáculo para la diversión.

Tendencias Teatrales

1. El Teatro Triunfante (Continuidad con la Tradición)

En la inmediata posguerra, un grupo de autores optó por la continuidad con las formas y temas dramáticos anteriores a la Guerra Civil. Entre ellos destacan José María Pemán y Joaquín Calvo Sotelo, quienes, siguiendo el modelo de Jacinto Benavente, se centraron en la alta comedia. Este subgénero, basado en el diálogo agudo y brillante, no buscaba la innovación ni la ruptura con la tradición.

2. El Teatro de Humor

Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura fueron los máximos exponentes del teatro de humor durante este periodo. Jardiel Poncela, autor de obras como Cuatro corazones con freno y marcha atrás y Eloísa está debajo de un almendro, basaba su humor en el planteamiento de situaciones inverosímiles y absurdas. A pesar de su negativa a ver sus obras representadas, siempre trató de adaptar sus argumentos a las exigencias del público y del escenario. Esta concesión, sin embargo, limitó el potencial innovador de su teatro.

La trayectoria de Miguel Mihura estuvo marcada por la imposibilidad de estrenar su obra maestra, Tres sombreros de copa, escrita en 1932. Su crítica social y su mordaz ironía impidieron su representación hasta 1952. Posteriormente, Mihura alcanzaría el éxito con obras como Maribel y la extraña familia y Ninette y un señor de Murcia.

3. El Teatro Social de los Años 50

En la década de 1950, al igual que en la lírica y la novela, surge un teatro social comprometido con la realidad del ser humano. Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre se convirtieron en los autores más destacados de esta corriente, que supuso una ruptura con la línea anterior y generó una intensa polémica en el panorama teatral español.

Esta polémica se articuló en torno a los conceptos de posibilismo e imposibilismo. El posibilismo, defendido por Buero Vallejo, abogaba por un teatro moderadamente crítico que pudiera estrenarse y llegar al público. Se trataba de un teatro arriesgado, pero no temerario. Para Alfonso Sastre, en cambio, no existía un teatro imposible, sino momentáneamente imposibilitado. El autor debía escribir lo que pensaba y sentía, sin censuras, aunque ello implicara la censura inicial de sus obras.

Buero Vallejo, autor de obras como El tragaluz e Historia de una escalera, destacó por su teatro de la inmersión. En él, el espectador observa la historia desde dentro, desde el punto de vista de un personaje. En Historia de una escalera, por ejemplo, asistimos a la vida de cuatro familias que habitan en una misma corrala. El paso del tiempo y la presencia de los mismos personajes en escena nos muestran la monotonía y la imposibilidad de cambio en una sociedad estancada. Los defectos de los padres se transmiten a los hijos, y la única esperanza reside en las nuevas generaciones, aunque estas parecen condenadas a repetir los errores de sus mayores.

Alfonso Sastre, por su parte, concebía el teatro como un medio de concienciación y agitación social. Para él, el escritor debía actuar como si no existiera la censura, como si hubiera libertad para expresar cualquier idea. Temáticamente, Sastre se propuso investigar la condición humana en el mundo contemporáneo y sus relaciones con la sociedad. Escuadra hacia la muerte y La sangre y la ceniza son algunas de sus obras más representativas.

4. Nuevas Voces y Tendencias a partir de los Años 60

A partir de la década de 1960, la escena española se enriqueció con la aparición de nuevos autores que continuaron la línea del teatro tradicional basado en el diálogo. Entre ellos destacan Antonio Gala (Anillos para una dama), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), José Sanchis Sinisterra (¡Ay, Carmela!) y Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano).

Paralelamente, surge una corriente mucho más experimental y rompedora desde el punto de vista formal. Autores como Fernando Arrabal (Pic-nic, Cementerio de automóviles), Francisco Nieva y Miguel Romero Esteo se convirtieron en referentes de esta nueva vanguardia teatral.

5. El Florecimiento de los Grupos Independientes en los Años 70

La década de 1970 presenció el florecimiento de numerosos grupos de teatro independiente que aportaron una gran vitalidad e innovación a la escena española. Els Joglars, Els Comediants, Fura dels Baus, La Cubana y La Cuadra son solo algunos ejemplos de la efervescencia creativa que caracterizó este periodo.

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