Teatro español anterior a 1939: Modernismo, tradición y renovación

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Teatro español anterior a 1939

En el período anterior a 1939, España atravesó una profunda crisis económica y social, marcada por la Primera Guerra Mundial, la dictadura de Primo de Rivera y el reinado de Alfonso XIII. A principios del siglo XX, se distinguen dos tipos de teatro:

Teatro comercial

Este teatro, dirigido al entretenimiento del público burgués, reflejaba sus formas de vida y sus problemas. Se distinguen tres corrientes:

Teatro poético en verso

Influenciado por el modernismo y el drama poético, recuperaba con nostalgia escenarios y personajes idealizados. Destacan Eduardo Marquina con La hijas del Cid y Francisco Villaespesa con La leona de Castilla.

Teatro cómico

Se relaciona con los sainetes del siglo XVIII y con el género chico del XIX. Trataba costumbres y tipos populares. Destaca Carlos Arniches con su lenguaje y deformación de las expresiones con tono humorístico, además de sus tragicomedias grotescas, en las que lo ridículo del personaje vulgar choca con su dignidad, ganando profundidad, como en La señorita de Trevelez. También cabe mencionar a los hermanos Álvarez Quintero con Malvaloca y a Pedro Muñoz Seca con La venganza de Don Mendo.

Comedia burguesa o de salón

En estas obras de ambiente burgués, se criticaban de manera superficial las costumbres de esta clase media, además de usar de forma realista su lenguaje. Destaca Jacinto Benavente, ganador de un Nobel en 1922, por su triunfo en el teatro de situación, en el que la importancia la tiene el ingenio de los diálogos y la crítica a los valores y costumbres burgueses sin profundizar en la raíz de los problemas. Utiliza distintos ambientes que dan lugar a unas características especiales a sus obras, como interiores burgueses (El nido ajeno), ambientes cosmopolitas con escenarios lujosos (La noche del sábado), interiores provincianos (Pepa Doncel) o rurales (La malquerida). Su obra más importante es Los intereses creados, en la que recupera personajes arquetípicos del teatro clásico o Comedia dell'Arte, como el amo-criado, y los sentimientos sinceros triunfan sobre las convenciones sociales, además de la lucha entre el materialismo y el idealismo (Leandro y su criado Crispín).

Teatro renovador

Se utilizaron propuestas innovadoras que no tuvieron gran aceptación por el público. Destacan Unamuno, Azorín, Valle-Inclán y Lorca.

Miguel de Unamuno

Estaba a favor de las tendencias europeas de un teatro más depurado en vez de propuestas comerciales. Creía que en una obra la importancia recaía en la construcción de un personaje y su conflicto interno, por lo que hay que reducir lo superfluo y lo ornamental en todos los ámbitos y centrarse en este. En sus obras, la acción es esquemática y predominan los diálogos donde hay intercambio intelectual. Destaca su obra Fedra y El otro, en la que un hermano ha matado a su gemelo.

Azorín

Creía que se debía representar la realidad y el mundo de las ideas. El eje de sus obras es el diálogo y de gran importancia su reducción de las acotaciones. Destaca su trilogía Lo invisible, en el que desarrolla el tema de la muerte, y Angelita, un drama cuyo tema central es la angustia por el paso del tiempo.

Ramón María del Valle-Inclán

En su obra se distinguen cuatro etapas: El ciclo poético, muy influido por el modernismo, destaca El marqués de Bradomín; El ciclo mítico, destaca Divinas palabras.

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