El Teatro Español de Posguerra: Corrientes, Autores y Evolución (1940-1960)

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El Teatro Español de Posguerra: Años 40

El teatro de este periodo está condicionado por la sociedad burguesa del momento y dirigido a su ideología. Representa una realidad falsificada; formalmente es anticuado y desprecia las experimentaciones. Hay varias corrientes:

  • El teatro cómico, heredero del sainete, lleno de situaciones tópicas y chistes lingüísticos.
  • El teatro histórico-político, que invitaba a olvidar la realidad inmediata y que cantaba glorias y héroes del pasado. Es un teatro paralelo al cine histórico de la época.

Creación Dramática: Dos Líneas Principales

El Drama Burgués

Continuación de la comedia benaventina con autores como Calvo-Sotelo, José López Rubio y el propio Benavente hasta su muerte. Ya sean comedias de evasión o dramas ideológicos, defienden valores conservadores encuadrados en obras de correcta construcción y elegantes diálogos.

El Teatro del Humor

Es lo más interesante del periodo. Enrique Jardiel Poncela tratará de crear comicidad de lo inverosímil, caracterizada por la ruptura con las formas tradicionales del humor, por su deseo de romper con la lógica, por su huida del tópico y su libre concepción de la técnica teatral y del espacio escénico. Sus obras chocaron con una crítica y un público cerrados a la comprensión de su originalidad y de su inventiva. Destacan Un marido de ida y vuelta y Eloísa está debajo de un almendro.

Miguel Mihura escribió en 1932 Tres sombreros de copa. El humor cercano al absurdo, la burla corrosiva de los hábitos burgueses y provincianos, y la sonrisa dolorosa que provocan sus situaciones resultaban muy osados cuando fue escrita y también cuando fue representada. Posteriormente, se había decantado por comedias más convencionales como El caso de la señora estupenda y Maribel y la Extraña Familia.

El Teatro Realista de Protesta y Denuncia: La Década de los Cincuenta

La década de los cincuenta se abre con tres importantes estrenos: Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo, Tres sombreros de copa de Miguel Mihura y Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. Con estos estrenos se vio la posibilidad de hacer un teatro que reflejara los problemas del momento; en ellos aparecía un existencialismo que derivaría después hacia la preocupación social. Esta es una generación realista.

Características del Teatro Realista

  • Sus temas abordan problemas de obreros o gentes humildes, poniendo de relieve las desigualdades sociales y la falta de humanidad. Muchas piezas nunca llegaron al escenario, por lo que puede hablarse de un teatro soterrado. Las dificultades de difusión de sus obras y la llegada de nuevas corrientes condujeron a estos autores a nuevos conceptos teatrales o al silencio.
  • Predomina el realismo: estéticamente, la escena imita espacios cotidianos con rasgos costumbristas y el lenguaje se esfuerza por reproducir el habla correspondiente a las distintas clases sociales.

Pero hay diferencias entre los autores. Alfonso Sastre emplea formas y temas diversos dentro de su constante compromiso y, por su parte, Lauro Olmo crea un drama proletario con elementos del sainete de Arniches.

La Obra de Antonio Buero Vallejo

Antonio Buero Vallejo: Compromiso y Tragedia

El dramaturgo de mayor interés durante el franquismo es Antonio Buero Vallejo. Su producción, desde Historia de una escalera, está marcada por el compromiso ante los temas humanos más universales, ya sean existenciales o sociales.

Características de su Obra

  • Género preferido: la tragedia. Pretende la catarsis del espectador, conmoviéndolo ante lo representado, y se siente impulsado a luchar para labrarse su destino. Es problemático para el espectador: muestra los problemas, pero sin soluciones.
  • El diálogo tiene un papel importante: lenguaje de protagonistas denso, hondo y preciso.
  • Aspectos espectaculares adquieren también importancia: el espacio escénico está descrito con minuciosidad; todo adquiere una significación concreta. En el tragaluz aparecen varios espacios al mismo tiempo en una escena. Los gestos de los actores y movimientos responden a profundas motivaciones internas.

Entre sus obras destacan los dramas históricos como Un soñador para un pueblo (modelo de hechos o conductas actuales). Son frecuentes los dramas de personajes con taras, con limitaciones físicas que simbolizan las limitaciones humanas ante el enfrentamiento de la realidad, como La Fundación o El Concierto de San Ovidio.

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