Teatro español de posguerra: entre la evasión y la crítica social
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El teatro español de posguerra
La producción teatral de los primeros años de la posguerra española (años 40 y 50) se vio condicionada por una serie de factores que influyeron en su calidad artística y en los temas tratados:
Factores que condicionaron el teatro de posguerra
- Muerte o exilio de grandes dramaturgos: Esto supuso un vacío en la creación teatral y una ruptura con el teatro renovador anterior a la guerra.
- Público burgués y acomodado: Este sector prefería un teatro sencillo y tradicional, lo que limitó la innovación.
- Censura previa: Impuesta por el régimen, condicionó el contenido de las obras, impidiendo la representación de algunas o forzando la modificación de su mensaje.
En los años cuarenta, predominó un teatro de evasión, que no cuestionaba los valores del régimen y buscaba únicamente el entretenimiento del público.
A partir de los años cincuenta, surgió un teatro comprometido con las clases humildes, que devolvió al género la carga ideológica y crítica.
Corrientes teatrales de la posguerra
El teatro burgués
Esta corriente asumió las formas tradicionales del teatro anterior a la guerra, entroncando con la comedia burguesa. Su escritor más popular fue Joaquín Calvo Sotelo.
Características del teatro burgués:
- Teatro de entretenimiento: Obras amables, divertidas e ingeniosas, con un tono elegante y moralizador en su crítica de costumbres.
- Cuidado formal: Preocupación por la obra bien hecha, con una construcción cuidada de la trama y diálogos elaborados.
- Temas burgueses: Infidelidad en el matrimonio, conflictos entre padres e hijos, y lecciones ejemplificadoras.
- Personajes acomodados: Pertenecientes a las clases media o alta, sin problemas económicos.
- Ambientes confortables: La escenografía reproduce el lujo de la alta sociedad.
Teatro poético o de ensueño
Escritas en prosa poética, estas comedias con rasgos de farsa fantástica o sainete, centran su temática en el conflicto entre la realidad y la fantasía, y en la defensa del amor, la comprensión y la libertad como métodos pedagógicos para superar dicho conflicto. Destaca Alejandro Casona.
Teatro de humor
Se caracteriza por las situaciones inverosímiles y los diálogos absurdos, con los que se critica, de forma irónica, a la sociedad. Sus autores más representativos son Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
Enrique Jardiel Poncela
Escribió sus obras más conocidas después de la Guerra Civil, aunque inició su producción antes. Destacan títulos como Eloísa está debajo de un almendro y Los ladrones somos gente honrada. Rompió con las formas tradicionales de lo cómico y fundamentó su teatro en la aspiración al absurdo escénico, mediante situaciones grotescas. Su humor, que exigía un esfuerzo intelectual por parte del espectador, criticaba la sociedad.
Miguel Mihura
En 1952 estrenó Tres sombreros de copa, una crítica de los convencionalismos sociales que ahogan la libertad individual. Empleó el humor intelectual para expresar esta crítica y acercarse a los problemas humanos, creando situaciones absurdas. Tras 48 representaciones, la obra fue retirada por incomprensión del público, y Mihura inició una etapa de teatro más comercial.
El drama social
A mediados de los años cincuenta, surgió un teatro realista que reflejaba los problemas de las clases humildes, con una decidida vocación de denuncia social. Intentaba reflejar la situación de violencia y la realidad política del momento.