El Teatro Español de Posguerra: Entre la Tradición y la Renovación (1939-1960)

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1. TEATRO DE POSGUERRA: AÑOS 40 - 50

Durante la posguerra española, el panorama teatral se caracterizó por su pobreza, debido a una serie de limitaciones:

  • Ausencia de autores importantes por su desaparición (Lorca, Valle-Inclán o Miguel Hernández) o por su exilio (Alberti, Pedro Salinas).
  • Rígida censura.
  • Dependencia de intereses comerciales.
  • Gusto de un público burgués.
  • Aislamiento cultural.

Estas limitaciones propiciaron una tendencia continuista con relación al drama de principios de siglo, donde prosperaron los autores de “diversión”, lo cual hizo de la escena española un terreno poco propicio para las inquietudes renovadoras.

1.1. Teatro convencional

La primera corriente de posguerra fue el “teatro de la tradición”, en la línea de la comedia burguesa de Benavente. Este teatro comercial, dirigido a un público concreto de clase media, se centraba en pequeños conflictos cotidianos y personales, olvidando la problemática social o existencial por completo. Cumplía dos funciones básicas: entretener al público y transmitir ideología.

Destaca sobre todo la comedia burguesa, donde predominan las comedias de salón, que presentan un mundo feliz y confortable, con un planteamiento superficial de conflictos en torno al amor, los celos o el adulterio, con diálogos sólidos y un tono ingenioso.

Existen también los dramas de tesis o ideológicos, con una defensa de los valores espirituales tradicionales y cristianos, con un diálogo cuidado y elegante. Autores que triunfan en ambas corrientes son: Juan Ignacio Luca de Tena, José María Pemán.

1.2. Teatro humorístico

Mayor interés tiene el teatro de humor, donde se encuentran algunas obras renovadoras, aunque no revolucionarias. Es una “comedia de evasión”, un tipo de teatro que trata de evitar el enfrentamiento con la realidad social de su tiempo, refugiándose en la ilusión. Utiliza el humor para superar los problemas.

Enrique Jardiel Poncela: “Eloísa está debajo de un almendro”, “Los ladrones somos gente honrada”: se oponía al viejo humorismo, costumbrista y sentimental.

Miguel Mihura: “Tres sombreros de copa, Maribel y la extraña familia”: quien renovó de un modo radical este teatro, introduciendo un tipo de humor inteligente.

2. TEATRO REALISTA Y SOCIAL. (AÑOS 50-60)

Frente al teatro burgués, las renovaciones teatrales continuaron con la aparición de dos autores realistas importantes: Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre, que aportaron nuevos planteamientos existenciales. Tratarán de descubrir la verdadera realidad que se esconde tras las apariencias de normalidad que el teatro de evasión pretende ofrecer.

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