El teatro español a lo largo del siglo XX

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Durante la Guerra Civil, el teatro fue utilizado como arma de agitación política en ambos bandos. No obstante, el teatro sufrió las consecuencias de la dictadura, el aislamiento y la pobreza de la sociedad española de posguerra.

En los años cuarenta, predominó el drama burgués al estilo de Benavente, sin sentido crítico y defensor de los valores conservadores. Autores como Pemán, Calvo Sotelo o Luca de Tena cultivaron este tipo de teatro, sin problemas con la censura.

Sin embargo, también hubo intentos renovadores centrados en el teatro de humor. Miguel Mihura (Tres sombreros de copa) plasmó cierta intencionalidad crítica y acentuó las características inverosímiles de la acción. Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) trató el absurdo con un humor intelectual.

En los años cincuenta, surgió la llamada "generación realista", un grupo de ideología izquierdista cuyo objetivo era criticar la realidad española a través de una estética predominantemente realista. Destacaron Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera y El tragaluz) y Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte y la sangre y la ceniza).

En los años sesenta, con la relajación de la censura, se produjo un movimiento de renovación que se caracterizó por el acercamiento al teatro extranjero y la introducción de un teatro vanguardista. Sin embargo, este teatro apenas pudo ver la luz hasta el final de la dictadura. Autores como Francisco Nieva y Fernando Arrabal (Pic-Nic) fueron parte de esta renovación.

Tras la desaparición de la censura, se asentó un teatro caracterizado por autores consagrados. Aparecieron obras como Anillos para una dama de Antonio Gala, La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro de José Luis Alonso de Santos, y Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán Gómez.

En general, el teatro experimentó un retroceso debido a la aparición de nuevas formas de entretenimiento como la televisión e internet. Sin embargo, en el nuevo siglo se abrió paso el teatro en la calle y surgieron nuevos modos escénicos.

Destacamos a la granadina Gracia Morales, cuyo teatro aborda temas sociales mezclando lo cotidiano con elementos imaginarios y líricos. Su obra Como si fuera esta noche (2002) y NN12 (2008) reflejan la influencia de la narrativa hispanoamericana.

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