Teatro de la Generación del 27: Federico García Lorca
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Contexto y objetivos
Los autores del 27 intentaron transformar las estructuras del teatro comercial, buscando mantener al público burgués y crear obras de calidad para las clases populares. Destacan los esfuerzos de La Barraca de Federico García Lorca y Eduardo Ugarte, entre otros. Esta acción cultural, llevada a cabo al frente de las guerrillas, incluía teatro y campañas de alfabetización de milicianos y soldados, organizando representaciones de obras.
La Alianza de Intelectuales Antifascistas impulsó una actividad teatral que revelara los defectos de la sociedad burguesa, en ocasiones descuidando la calidad dramática y literaria. En el II Congreso Internacional de Escritores, se decidió centralizar las actividades dramáticas en un organismo que envió un grupo de escritores a Rusia para estudiar los repertorios y técnicas de los teatros soviéticos.
El teatro de urgencia fue el punto de partida para un teatro más humanizado, que despertara en el público el deseo de un arte más perfecto.
Grupo de poetas del teatro del 27
Dentro de este grupo destacan Alejandro Casona, Max Aub y Miguel Hernández, quien fue enviado a Rusia y cuya formación barroca influyó en su producción. Este teatro no tenía objetivos propagandísticos. Rafael Alberti creó una obra de calidad en el teatro político con Noche de guerra en el Museo del Prado. Otro dramaturgo relevante es Pedro Salinas.
Federico García Lorca: el dramaturgo más destacado
El autor con mayor capacidad dramaturga del 27 es Federico García Lorca, quien en los años 60 se convirtió en el autor español más célebre en el extranjero y uno de los menos representados en España.
Las características de su obra son:
- Afan didáctico y experimental
- Búsqueda de un lenguaje escénico que combina elementos dinámicos con el texto
- Crítica social
- Personajes dramáticos, a menudo femeninos
Clasificación de su obra
- El maleficio de la mariposa: obra juvenil en la tradición shakespeariana.
- Los títeres de Cachiporra y El retablillo de Don Cristóbal: dos farsas.
- El público: obra surrealista relacionada con el Teatro Breve.
- Doña Rosita la soltera: tras el influjo del surrealismo, se libera del habla rústica y coincide con Valle-Inclán en el tratamiento del mundo gallego. Lorca conecta con la motivación popular presente en el teatro del Siglo de Oro, retomando sus recursos dramáticos y tramas. A menudo, no da nombre a los personajes, un rasgo del expresionismo. Los nombres que aparecen son simbólicos.