Técnicas Compositivas del Siglo XX: Dodecafonismo, Serialismo y Música Aleatoria
Clasificado en Música
Escrito el en
español con un tamaño de 3,08 KB
Dodecafonismo (Técnica de los Doce Tonos)
El dodecafonismo, desarrollado por Arnold Schoenberg, es un método de composición que busca la emancipación de la disonancia y la igualdad jerárquica de las doce notas de la escala cromática.
En primer lugar, el compositor ordena las 12 notas de la escala cromática en un orden determinado, creando así la serie fundamental de notas sobre la que se basará toda la composición.
Además de utilizar esta serie de notas original, el compositor también puede hacer uso de la misma serie en forma retrógrada, invertida y retrógrada invertida.
La serie original y sus tres variaciones pueden ser transportadas, iniciadas a partir de cualquiera de las notas de la escala cromática.
Las notas de las cuatro series posibles pueden utilizarse en forma horizontal (a manera de melodías) o en forma vertical (a manera de acordes).
Las 12 notas de la serie tienen la misma importancia. No es posible utilizar una nota determinada hasta que no llegue su turno, pero cualquiera de las notas puede aparecer en cualquier octava.
El compositor debe utilizar su habilidad, su imaginación y su musicalidad para crear líneas melódicas a partir de las cuatro series básicas, construir acordes, aplicar ritmo, seleccionar timbres, tomar decisiones en cuanto a dinámicas y recursos expresivos, y crear texturas.
Serialismo Integral
El serialismo integral extiende los principios del dodecafonismo a otros parámetros musicales, buscando una organización total del sonido.
En sus obras, no solo se serializan las 12 notas de la escala cromática según el principio de Schoenberg, sino también las duraciones, las dinámicas, los ataques, los tempos y los timbres.
Música Aleatoria (Indeterminación y Azar)
La música aleatoria introduce el azar o la indeterminación en el proceso compositivo o interpretativo, permitiendo que elementos de la obra sean impredecibles.
El compositor puede tomar decisiones sobre qué notas utilizar y cómo utilizarlas haciendo rodar un dado.
Se puede pedir al intérprete que escoja entre diversas alternativas.
La altura de las notas puede indicarse con precisión o puede sugerirse a grandes rasgos, dejando las duraciones de las mismas al azar; o, por el contrario, pueden especificarse las duraciones y no las notas. El intérprete también podrá tomar decisiones con relación al tempo, la dinámica, etc.
Es posible indicar al intérprete que improvise sobre un grupo determinado de notas o que lo haga de forma completamente libre.
En algunas piezas aleatorias no existe partitura musical en absoluto, sino una colección de símbolos, un diagrama, un dibujo... o simplemente una idea básica que el ejecutante debe interpretar de forma imaginativa y libre.