Teoría del Conocimiento y Ética de Kant: Un Análisis de la Razón Pura y Práctica
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Teoría del Conocimiento
Kant, en su Crítica de la razón pura, se plantea el problema de la objetividad del conocimiento: cómo y cuándo somos capaces de establecer juicios sobre la realidad cuya objetividad esté garantizada. Kant critica y sintetiza tanto el racionalismo como el empirismo: el conocimiento científico objetivo se produce con una síntesis de experiencia y razón. Conocer algo es percibirlo y pensarlo. La sensación es a posteriori, y la razón es a priori. Kant se preguntaba si la razón pura podía afirmar algo objetivo sobre la realidad y si podemos saber algo del mundo antes de percibirlo. Para Kant, en el conocimiento objetivo hay una síntesis de experiencia y razón: todo conocimiento empieza con la experiencia, pero no todo procede de ella. El autor dice que las matemáticas y la física son ciencias, pero no la metafísica. La objetividad del conocimiento se basa en la capacidad de establecer juicios a priori que aporten algo sobre el mundo antes de percibirlo. Esos juicios son posibles gracias al giro copernicano: los objetos son los que deben adaptarse a las capacidades del sujeto para poder ser conocidos. Dichas facultades determinan juicios sintéticos a priori, y esos juicios establecen los límites de toda experiencia posible. Lo que se adapta a las condiciones que nuestras facultades imponen a los objetos son los fenómenos, pero lo inteligible es lo incognoscible.
Facultades del Conocimiento
Hay tres facultades del conocimiento: sensibilidad, entendimiento y razón. Como he dicho anteriormente, para Kant la metafísica no es una ciencia, ya que trata de ideales de la razón pura que están más allá de toda experiencia posible. Estos ideales son solo el intento de la razón de dar unidad sintética a toda la realidad. Aunque no tenemos conocimiento de los objetos metafísicos, Kant afirma que tienen un valor práctico. Debemos actuar como si el alma existiese, fuese inmortal, etc. De esto trata la ética.
Ética
La razón pura tiene uso teórico y práctico. La moral solo puede fundarse en la razón práctica, que trata de la libertad. La ética kantiana es formal, racional, universal y categórica. Solo la razón puede establecer juicios morales objetivos y universales. Su ética se basa en la razón y la libertad. La razón práctica establece qué acción es mejor moralmente. Sin libertad de acción, no tendría sentido que la razón nos ordenase obedecer el deber. El hombre posee un cuerpo sujeto a las leyes de la naturaleza física. Kant cree que en el hombre hay algo espiritual capaz de actuar con libertad.
El Deber y el Imperativo Categórico
La clave de su ética es el deber, que es la necesidad de realizar una acción por respeto a la ley moral. La razón práctica nos exige obedecer al deber moral dejando de lado los impulsos. Para Kant, una acción es moral por la intención de actuar como se debe, independientemente del resultado. Se obra moralmente cuando se cumple con el deber. Kant distingue entre:
- Actuar conforme al deber: hacer lo que se debe por causas externas.
- Actuar por deber: forma racional de obrar.
Para Kant, aunque poseemos autonomía, cree que para establecer a priori cuál es el deber necesitamos el imperativo categórico, es decir, actúa como crees que otro en tu misma situación lo haría. Es formal, a priori y autónomo. A pesar de todo esto, Kant se preguntaba si alguien podía obrar por deber y hacer algo inmoral, de ahí que llegara a la segunda formulación del imperativo categórico: obra de tal manera que siempre te sirvas de la humanidad, tanto en tu persona como en la de otro.
El Bien y la Buena Voluntad
De entre todos los bienes, solo destaca uno con valor absoluto y otro con bien moral, y son el ser humano y la buena voluntad. Ninguna acción es moral si no respeta la dignidad del ser humano, y la voluntad es buena cuando tiene la intención de cumplir con el deber. Para Kant, también existe antinomia en la razón práctica, ya que quien cumple con su deber tiene que renunciar a menudo a la felicidad. Por eso debemos exigir a priori tres ideales de ésta: la inmortalidad del alma, la existencia de la libertad y la existencia de Dios. Tenemos que actuar como si fuéramos libres, tuviésemos alma inmortal y existiese Dios.