Teorías del Origen de la Vida: Creacionismo y Generación Espontánea
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Teoría Creacionista
La teoría creacionista, aprobada por la Iglesia y basada en la Biblia, postula que los seres humanos fueron creados por un ser divino (Dios, Jehová, Alá, etc.). Según esta perspectiva, fuimos creados a imagen y semejanza de este ser. Los detalles se encuentran en la Biblia. Esta teoría se opone a la teoría de la evolución de Darwin.
Teoría de la Generación Espontánea
Uno de los pensadores que se cuestionó el origen de la vida fue el filósofo griego Aristóteles. Él creía que la vida podría haber aparecido de forma espontánea. La hipótesis de la generación espontánea sostiene que la materia no viviente puede originar vida por sí misma. Aristóteles pensaba que algunas porciones de materia contienen un "principio activo" y que, en condiciones adecuadas, podían producir un ser vivo. Este principio activo se compara con el concepto de energía, una capacidad para la acción.
Según Aristóteles, el huevo poseía ese principio activo, capaz de dirigir una serie de eventos que originaban la vida. Así, el huevo de la gallina tenía un principio activo que lo convertía en pollo, el huevo de pez en pez, y así sucesivamente. También se creía que la basura o elementos en descomposición podían producir organismos vivos; sin embargo, actualmente se sabe que los gusanos que se desarrollan en la basura son larvas de insectos.
La hipótesis de la generación espontánea fue aceptada durante muchos años y se investigó para comprobarla. Uno de los científicos que realizó experimentos fue Jean Baptiste Van Helmont, en el siglo XVII. Este médico belga realizó un experimento que, supuestamente, permitía obtener ratones: colocar una camisa sucia y granos de trigo durante veintiún días. El resultado eran roedores. El error de este experimento fue que Van Helmont solo consideró su resultado y no tuvo en cuenta los agentes externos. Si hubiese realizado un experimento controlado, con la camisa y el trigo en una caja sellada, el resultado podría haber sido diferente, demostrando que los ratones no se originaban espontáneamente, sino que provenían del exterior.