Tomás de Aquino: La Naturaleza Humana y los Fundamentos de la Ética
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La Concepción del Ser Humano en Tomás de Aquino
En cuanto al hombre, Tomás de Aquino mantiene en sus líneas generales la concepción aristotélica, pero introduciendo algunas modificaciones para poder compaginar la idea aristotélica con la doctrina cristiana de la creación. Siguiendo, pues, a Aristóteles, Aquino considera que el ser humano es una única sustancia compuesta de cuerpo y alma, y que el alma es la forma del cuerpo.
Ahora bien, si esto fuera así, cuando el cuerpo muere, el alma moriría con él, que era la tesis que mantenían los averroístas latinos. Por lo tanto, Tomás de Aquino se ve obligado a afirmar que el alma puede existir independientemente del cuerpo. Pero si el alma puede existir de forma independiente, entonces el alma sería una sustancia independiente, con lo que se caería en la contradicción de afirmar que el alma es a la vez forma y sustancia.
Para salvar esta contradicción, Tomás de Aquino mantiene la idea de que el alma posee una inclinación natural a unirse con el cuerpo, puesto que es su forma. Esta inclinación natural del alma le viene dada porque solo en su unión con el cuerpo el alma es capaz de desplegar todas sus perfecciones y capacidades. Por eso, Tomás de Aquino afirma que el alma separada del cuerpo es una sustancia incompleta y que solo es completa la sustancia que resulta del compuesto de cuerpo y alma, que es el ser humano.
La Ética Teleológica y la Ley Natural
Así, la ética de Tomás de Aquino es una ética teleológica. Siguiendo la ética aristotélica, afirma que todas las criaturas tienden a un fin que es el bien y en el que alcanzan la felicidad, y este fin es Dios.
La Ley Natural y sus Preceptos
Esta Ley divina está presente en las criaturas como Ley natural. Por lo tanto, la conducta de los individuos debe estar guiada por una interpretación racional de la Ley natural, que no es otra cosa que la Ley divina puesta en las criaturas. La Ley natural, entendida como ley moral, tiene una serie de preceptos que son los que determinan cómo debe comportarse el ser humano para alcanzar el bien supremo.
El primero de estos preceptos de la Ley natural es: “Haz el bien y evita el mal”. Por supuesto, en este precepto habría que dilucidar cuál es el bien que hay que hacer y cuál es el mal que hay que evitar. Por ello, Aquino introduce la siguiente premisa: “Todo aquello a lo que el hombre se encuentra naturalmente inclinado, la razón lo considera moralmente bueno”.
Y como el hombre se encuentra naturalmente inclinado a Dios, el bien será todo aquello que conduzca al ser humano hacia Dios. De esta forma, los preceptos de la Ley natural son:
- La conservación del propio ser;
- Las inclinaciones que el ser humano comparte con los animales;
- Las inclinaciones propiamente humanas.
Sindéresis y Conciencia
Siguiendo a Aristóteles, Tomás de Aquino afirma que la realización de estos preceptos es un hábito. Este hábito recibe el nombre de sindéresis. El acto racional por el cual aplicamos estos principios a nuestro comportamiento es la conciencia.