Transformación Agraria y Sociedad de Clases en el Reinado de Isabel II (1833-1868)
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El Reinado de Isabel II (1833-1868): Las Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz
El proceso desamortizador supuso el inicio de la transformación agraria del siglo XIX en España. Desde la política económica, desamortizar se entendía como el hecho de nacionalizar los bienes de la Iglesia o de los municipios para venderlos en subasta pública, destinando dichos ingresos a la Hacienda pública.
Intentos Previos y Desamortización Liberal
Durante la crisis de 1808 y la Guerra de la Independencia, los gobiernos de Godoy y las posteriores Cortes de Cádiz intentaron llevar a cabo una primera desamortización, la cual resultó ser un fracaso. No fue sino hasta la etapa de las regencias con Isabel II cuando se inició una desamortización liberal.
La Desamortización de Mendizábal
La desamortización impulsada por Mendizábal (Ministro de Hacienda) afectó a los bienes del clero regular y, posteriormente, al clero secular. Su doble objetivo era:
- Saneamiento de la Hacienda pública.
- Amortización de la deuda.
Esta desamortización se proclamó durante la regencia de Espartero y fue paralizada temporalmente por el gobierno moderado de Narváez.
La Desamortización de Madoz
Tras los gobiernos conservadores, el proceso desamortizador se continuó durante el Bienio Progresista (1854-1856) gracias a la ley de desamortización de Madoz. Esta afectó principalmente a los bienes de la Iglesia y a los bienes comunales de los municipios. Este proceso se prolongó hasta la Restauración (1876).
Consecuencias del Proceso Desamortizador
Las consecuencias de este proceso de nacionalización y venta en fases fueron múltiples y profundas:
- Incremento Patrimonial de las Élites: Los compradores eran mayoritariamente personas adineradas que ocupaban altos cargos en la administración, el ejército o la Iglesia. Como resultado, la nobleza terrateniente incrementó su patrimonio.
- Impacto en Campesinos y Municipios: Los más afectados fueron los campesinos, quienes pasaron de tener acceso a bienes comunales a tener que pagar rentas por el cultivo. Los municipios perdieron sus fuentes de ingresos principales.
- Producción Agrícola: La desamortización revivió zonas de cultivo abandonadas y resolvió, en cierta medida, la falta de alimentos. Sin embargo, la agricultura en general no se volvió significativamente más productiva.
Estructura Social Durante el Reinado de Isabel II
Durante el reinado de Isabel II, la sociedad estamental dio paso a la sociedad de clases, donde la posición social dependía fundamentalmente de la riqueza.
Clases Altas
Estaban conformadas por una alianza entre la nobleza y la alta burguesía. Este grupo concentraba el poder político, económico y los cargos públicos. La aristocracia logró mantener gran parte de su patrimonio gracias a la revolución liberal, mientras que la alta burguesía se enriqueció notablemente a través de los negocios y la venta de bienes desamortizados.
Clases Medias
Se situaban entre la aristocracia/burguesía y las clases modestas. Sus valores fundamentales eran el orden, la paz, el trabajo y el ahorro. Existían:
- Clase media rural.
- Clase media urbana: Más influyente y numerosa, formada por comerciantes, funcionarios, militares, etc. Este grupo fue clave porque formó parte de la administración local y estatal, además de controlar los servicios básicos de la sociedad.
Es importante destacar que las mujeres de clases altas y medias generalmente no trabajaban fuera del hogar y contaban con servicios personales.
Clases Populares y Obreras
La población urbana se dedicaba mayoritariamente al sector servicios, aunque también existían artesanos.
Condiciones de Vida Obrera
Los obreros industriales enfrentaron condiciones de vida extremadamente duras:
- Jornadas laborales extensas (entre 10 y 15 horas).
- Trabajo sin contrato formal.
- Despido libre y ausencia de seguridad social.
Las mujeres de los grupos no acomodados trabajaban fuera de casa como criadas, asistentes o lavanderas, sin horario fijo, sin días de descanso y con salarios muy bajos en comparación con los hombres.
Finalmente, los más desfavorecidos —pobres, mendigos, vagabundos, viudas y huérfanos— vivían de la caridad, mendigaban o recurrían a la delincuencia.