Transformación Artística en la Nueva España: El Auge del Neoclasicismo y la Academia de San Carlos
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El Neoclasicismo en la Nueva España: Un Cambio de Paradigma Artístico
El último cuarto del siglo XVIII representó para la Nueva España un tránsito radical de la cultura del período Barroco hacia el Neoclasicismo. El misticismo que animó la cotidianidad de los siglos precedentes cedió su espacio al pensamiento racionalista. La historia sería vista como argumento que sustentaba la solidez del presente. El arte debía detener el ímpetu de las fantasías que exponían una visión inmaterial de la existencia, para construir un devenir que ubicara al hombre como centro y razón de la creación.
La Influencia Borbónica y el Fomento de la Nueva Plástica
La casa reinante de los Borbones había impuesto, desde principios del siglo XVIII, nuevas disposiciones sociopolíticas que influyeron en la administración de las colonias americanas. La aceptación de la economía liberal, el pensamiento racionalista y el interés por ejercer un control absoluto sobre las provincias fueron característicos del régimen de Carlos III (1759-1798).
La Academia pronto empezó a fomentar la nueva plástica neoclásica, preparando a los arquitectos para la construcción de:
- Nuevos centros de producción (fábricas, estancos y almacenes)
- Escuelas de nivel superior
- Viviendas para la nobleza criolla
La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos: Pilar del Neoclasicismo
La Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, fundada en la Nueva España en 1783, fue la primera en América dedicada a la enseñanza metódica de las nobles artes. Esta institución tenía dos propósitos fundamentales:
- La acuñación de monedas.
- Cubrir la necesidad de la alta sociedad de contar con una institución que le permitiera igualarse a la vanguardia europea.
La Academia de Bellas Artes supuso la injerencia real en el programa educativo, confiriendo a los académicos el enjuiciamiento de los proyectos de arquitectura, para autorizar únicamente los neoclásicos. La instrucción pedagógica se apoyó en la utilización del dibujo de imitación como disciplina conducente a la educación visual, tomando como repertorio artístico el de las culturas griega, romana y renacentista, relegando la capacidad creativa del autor.