Transformación Demográfica y Auge del Capitalismo Industrial: Un Análisis Detallado
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Revolución Demográfica en el Siglo XVIII
En 1750, la población europea inició un proceso de crecimiento conocido como revolución demográfica. Este fenómeno se debió principalmente al aumento en la producción de alimentos y, posteriormente, a las mejoras significativas en la medicina y la higiene.
Una mejor alimentación fortaleció la resistencia de la población frente a las enfermedades, lo que condujo a una notable disminución de la mortalidad. La reducción de la mortalidad, especialmente la infantil, contribuyó a un aumento en la esperanza de vida, que pasó de 38 años a finales del siglo XVIII.
Capitalismo Industrial: Fundamentos y Crisis
El capitalismo es un sistema económico caracterizado por la propiedad privada de los instrumentos de producción (maquinaria, fábricas, etc.). Su objetivo principal es la búsqueda del máximo beneficio, y el mercado se regula principalmente mediante la ley de la oferta y la demanda.
El capitalismo, sin embargo, se enfrenta a crisis de sobreproducción, cuyas consecuencias incluyen la disminución de ventas, la caída de precios y beneficios, el desempleo obrero y el cierre de empresas.
La Burguesía: Ascenso de una Nueva Clase Dominante
La gran burguesía, compuesta por banqueros, empresarios y grandes propietarios agrícolas, emergió como la nueva clase dominante. Por debajo de esta élite se encontraba una mediana burguesía, integrada por funcionarios y comerciantes, y una pequeña burguesía, constituida por empleados, tenderos y artesanos.
El Proletariado: La Fuerza del Trabajo en la Era Industrial
En la nueva sociedad industrial, la clase obrera, o proletariado, constituía la principal mano de obra. En sus inicios, no existía una legislación que regulara las condiciones laborales, los salarios o la protección en caso de lesiones, accidentes o enfermedades.
Los obreros estaban sometidos a una dura disciplina laboral, donde los castigos y las penalizaciones eran frecuentes, y el despido podía ocurrir en cualquier momento. Las jornadas laborales eran extremadamente largas, de 14 a 16 horas, con escaso descanso semanal. Las condiciones de trabajo eran deficientes, caracterizadas por ruidos y humos asfixiantes.
Los salarios eran muy bajos, y tanto niños como mujeres trabajaban en condiciones similares, pero con salarios aún más reducidos. La esperanza de vida era notablemente baja, y a los 50 años, las personas ya mostraban signos de envejecimiento prematuro.