Transformación Económica Argentina: Agro y Industria Post-Peronismo

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Contexto Económico Post-Peronismo

Uno de los principales problemas en los años posteriores al peronismo fue el estancamiento de la producción. Esta situación, sumada a la tendencia decreciente de los precios internacionales, puso en la mira al sector primario debido a la crucial fuente de divisas que representaba para la economía.

El Sector Agropecuario: Desafíos y Respuestas

El liberalismo tradicional insistía en la necesidad de ofrecer al sector un tipo de cambio elevado que lo estimulara a ampliar su producción, así como una reducción de impuestos y gravámenes a las exportaciones para fomentar la eficiencia del sector económico.

Por otro lado, los reformistas y de izquierda entendían que el estancamiento se debía a la mala distribución de la tierra en latifundios. Estos impedían absorber una mayor población dedicada a las tareas agrícolas y limitaban su disposición a constituirse en un mercado que estimulara la producción industrial. Por lo tanto, sostenían que debían fraccionarse las grandes propiedades, impulsando así una reforma agraria.

Las políticas públicas se orientaron hacia la tecnificación y la incorporación de maquinarias y tractores, así como al uso de nuevas semillas y técnicas de laboreo. Esto llevó progresivamente a un despegue que se observó en la segunda mitad de la década de 1960, con la participación clave del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), que incrementó la producción transfiriendo gratuitamente conocimientos y técnicas al sector.

El Impulso de la Industrialización en Argentina

Los gobiernos favorecieron este proceso y la sustitución de importaciones. Este sector tuvo un gran crecimiento frente al débil desempeño agrícola. Se intentó avanzar en la industria pesada para proveer insumos, actividades manufactureras y al agro. Durante el gobierno de Frondizi, se apeló al capital multinacional como fuente de aprovisionamiento de tecnología, orientándolo hacia el tejido industrial existente. Durante la Revolución Argentina, se ejerció una fuerte presión eficientista y se impulsaron algunos sectores productores de bienes de capital. Posteriormente, se conformó un Banco Nacional de Desarrollo, se promulgó la Ley de Compre Nacional para utilizar el gasto del sector público a favor de empresas nacionales, y se estableció una Ley de Promoción Regional y Sectorial para estimular la instalación de establecimientos fabriles en el interior del país.

Las limitaciones de la industria argentina se expresaban en la dependencia de la tecnología e insumos importados, lo cual requería un continuo flujo de divisas que el sector no era capaz de generar. Además, estas plantas se orientaban principalmente hacia el mercado interno porque no eran capaces de competir en el mercado mundial.

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