Transformación Económica y Tecnológica en la Segunda Revolución Industrial

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La Segunda Revolución Industrial: Nuevas Fuentes de Energía e Industrias

Relación Ciencia-Empresa e Innovación

La relación entre investigación y empresa se intensificó en la segunda mitad del siglo XIX. A partir de esa época, se generalizó la necesidad de proteger la invención mediante patentes. La creciente interdependencia entre ciencia, ingeniería e industria hizo que se desarrollaran los laboratorios de investigación públicos y privados. Hubo grandes innovaciones en múltiples sectores.

La Industria Metalúrgica

En la siderurgia hubo grandes logros tecnológicos. La producción de acero de mayor calidad y más bajo coste fue posible gracias a la aplicación del convertidor de Bessemer, del horno inventado por Martín y Siemens y del método de eliminación del fósforo en ciertos tipos de hierro patentado por Thomas. Las características del acero posibilitaron la fabricación de máquinas y motores más precisos, ligeros y pequeños, además de ser un material excelente para la construcción de ferrocarriles, barcos, puentes… El hallazgo de aceros especiales o aleaciones y de nuevos materiales permitió el desarrollo de las industrias más características del siglo XX: automóvil, aeronáutica y armamento.

La Industria Química

Su nacimiento estuvo ligado a los avances científicos y técnicos como el método Solvay de producción de sosa para blanquear las telas y la síntesis de compuestos orgánicos que permitió obtener colorantes, explosivos y fibras artificiales. Las innovaciones se aplicaron a la creación de productos farmacéuticos, medicamentos y perfumes. La mayor parte de la producción del sector químico eran productos de base, subproductos de la destilación de la hulla, abonos minerales elaborados y explosivos.

El Petróleo y la Electricidad

La Segunda Revolución Industrial se caracteriza por la aparición de dos nuevas fuentes de energía: el petróleo y la electricidad. La electricidad no pasaba de ser una mera curiosidad científica a comienzos del siglo XIX, pero una serie de innovaciones resolvieron los problemas relacionados con la transformación y la distribución de la corriente eléctrica. El invento del alternador y del transformador permitió el transporte de la corriente eléctrica mediante cables de alta tensión, facilitando el uso de la electricidad en la industria. Se comprobaron las múltiples aplicaciones de la electricidad: el alumbrado público, los transportes, comunicaciones y ocio. La fabricación de material eléctrico impulsó la aparición de grandes empresas y sociedades como Philips en los Países Bajos, Siemens en Alemania…

El petróleo fue cobrando progresiva importancia, si bien el carbón siguió siendo la fuente de energía más utilizada. La existencia de petróleo se conocía desde la antigüedad, pero su aplicación industrial comenzó a mediados del siglo XIX cuando se realizaron las primeras perforaciones en Europa y Estados Unidos. El petróleo empezó a usarse como materia prima para la obtención de subproductos y materiales plásticos; se originó la industria petroquímica.

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