Transformación del Teatro Español en el Siglo XX
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Crisis y Transformación del Teatro Español en el Siglo XX
En el siglo XX, España atravesó una profunda crisis económica, marcada por eventos cruciales que definieron su futuro desde el siglo XIX: la insurrección cubana, la pérdida de las colonias, la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la II República y la devastadora Guerra Civil. Este contexto influyó directamente en el panorama teatral, donde los gustos del público, poco refinados, y el escaso interés de los empresarios teatrales, obstaculizaban cualquier intento de renovación.
Como resultado, persistieron los temas teatrales tradicionales, con escasas diferencias respecto a épocas anteriores: la comedia burguesa, el sainete y la tragedia grotesca, a menudo impregnados del espíritu modernista. Podemos agrupar la producción teatral de este periodo en dos corrientes principales: el teatro comercial, con objetivos de entretenimiento masivo, y el teatro renovador, que buscaba distanciarse de las fórmulas populares para explorar nuevas propuestas, aunque con resultados generalmente adversos.
Teatro Comercial: Tradición y Popularidad
Dentro del teatro comercial, destaca la comedia de Jacinto Benavente, quien alcanzó gran popularidad gracias a un modelo teatral accesible y sin excesos, como se aprecia en su obra Rosas de Otoño. También sobresale el teatro en verso, con autores como los hermanos Machado, autores de La Lola se va a los puertos y Las adelfas.
Finalmente, encontramos un teatro comercial de corte cómico que se aleja de los temas del Romanticismo, con obras como La reina mora de los hermanos Álvarez Quintero y La señorita de Trévelez de Carlos Arniches.
Teatro Innovador: Ruptura y Experimentación
En contraste, el teatro innovador buscó romper con las convenciones clásicas, aunque esta ruptura no siempre fue bien recibida por el público, lo que condenó a algunos autores al fracaso. Podemos distinguir dos vertientes dentro de esta corriente:
- La renovación teatral de los autores del 98, con Valle-Inclán como figura principal.
- El teatro innovador de la generación del 27, que, aunque centrada principalmente en la poesía, vio a varios de sus miembros, como Rafael Alberti y Pedro Salinas, experimentar con el teatro. Sin embargo, fue Federico García Lorca quien alcanzó mayor reconocimiento en este ámbito.
Valle-Inclán: Del Modernismo al Esperpento
La obra de Ramón María del Valle-Inclán es diversa y abarca novela, cuento, poesía y teatro. En su trayectoria se observa una evolución paralela a su cambio ideológico, pasando de un modernismo elegante y nostálgico, como en las Sonatas (1902-1905), a una literatura crítica basada en la distorsión grotesca de la realidad, el esperpento, a partir de 1920.
Su producción teatral se agrupa en tres ciclos:
- El ciclo mítico, ambientado en una Galicia atemporal y legendaria, como en las Comedias Bárbaras.
- El ciclo de la farsa, que describe parajes idílicos del siglo XVIII con un tono ligeramente ridiculizador, como en La marquesa Rosalinda.
- El ciclo del esperpento, el más característico de Valle-Inclán, donde ofrece una visión deformada, burlesca y exagerada de la realidad española con el objetivo de criticarla y, en última instancia, transformarla. Este estilo se caracteriza por la presentación de un mundo insólito y sorprendente que busca confrontar al espectador con su propia realidad. La obra más representativa de este ciclo es Luces de Bohemia.