Transformación del Teatro: Del Naturalismo de Zola a la Fidelidad Histórica de los Meininger

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Émile Zola y la Revolución Naturalista en el Teatro

Según Émile Zola, el teatro representaba "el último bastión del convencionalismo". Desarrolló sus ideas en 1881 en su obra El naturalismo en el teatro, donde partía de la misma premisa que en la novela: el medio determina el comportamiento. En el ámbito teatral, ese medio lo representan:

  • El decorado
  • El vestuario
  • Los accesorios

Los cambios necesarios para lograr una representación objetiva no solo afectaban a estos tres elementos del medio, sino también a la dicción y los gestos de los intérpretes. Algunos dramaturgos de la época solicitaban una mayor naturalidad en escena. Sin embargo, factores que dificultaban esta transformación eran las arraigadas costumbres de los actores, su modo de actuar y las expectativas del público. Actrices famosas de la época, como Sarah Bernhardt y Gabrielle Réjane, navegaban en este contexto de cambio.

Las propuestas de Zola supusieron una ruptura significativa con las barreras moralistas del público burgués, al poner en entredicho la moral establecida y sus comportamientos sociales. Además, fueron exitosas al abrir el mundo teatral a una nueva dimensión de objetividad. No obstante, el propio teatro naturalista no tardaría mucho en dejar de ser un equivalente fiel de la realidad para convertirse, paradójicamente, en una serie de convencionalismos. Las primeras muestras de teatro naturalista no siempre fueron exitosas, precisamente porque representaban los casos más sobresalientes y, a menudo, disparatados de la realidad.

Los Meininger: Disciplina y Fidelidad Histórica en la Escena

Cerca de Weimar, en Meiningen, el propio duque Jorge II de Sajonia-Meiningen se hizo cargo de la dirección de los actores en su teatro de corte. Era consciente de la decadencia de una cultura teatral aprisionada por los problemas económicos y políticos de la época. Las programaciones teatrales en Alemania estaban, en gran medida, calcadas de las del bulevar parisino.

El duque de Sajonia-Meiningen poseía un gran entusiasmo por el teatro. Su enfoque se caracterizaba por:

  • Entrenar a los actores con disciplina férrea, tanto a protagonistas como a comparsas.
  • Prodigar detalles minuciosos en el decorado.
  • Diseñar escenografías a partir de sus profundos conocimientos de historia y pintura.

Su concepto de naturalismo no era el de Zola, sino uno basado en la fidelidad histórica y la verdad absoluta en la representación. La compañía de los Meininger ofreció más de 3000 representaciones por toda Europa entre 1874 y 1890, aunque su impacto fue especialmente notable en el recién estrenado Deutsches Theater, fundado en Berlín.

La compañía se vio favorecida por la floreciente infraestructura teatral existente: a partir de 1870, comenzaron a surgir numerosos teatros privados junto a los viejos teatros cortesanos. En solo seis años, el número de salas de teatro en Alemania pasó de 200 a 600, creando un ambiente propicio para la expansión y el éxito de propuestas innovadoras como la de los Meininger.

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